Artur González / Heraldo Cubano.- La guerra que Estados Unidos despliega contra Cuba es amplia y abarca la política, la economía, la cultura, el deporte, la salud, la educación y todo lo que puedan hacer para entorpecer el desarrollo de la Isla, con el propósito de evitar la satisfacción del pueblo y así solventar sus campañas mediáticas de que el socialismo es un sistema fallido.


El nuevo plan está centrado en la próxima visita a la ONU, en el mes de septiembre, del presidente cubano Miguel Díaz Canel, donde intervendrá como presidente actual del Grupo 77 más China, algo que los yanquis no pudieron impedir y le otorga a la Isla un protagonismo importante en la escena internacional, que contrarresta las mentiras fabricadas contra la Revolución.

En Miami, la Ciudad del Odio, los elementos financiados por el Departamento de Estado y la CIA, para llevar a vías de hecho los planes anticubanos que diseñan los especialistas del Grupo Operativo de Internet para la subversión en Cuba, creado en enero del 2018, y otros dedicados a conformar campañas difamatorias, dan pasos para organizar actos de repudio a la visita del presidente cubano y crear una atmósfera que dificulte su participación en la ONU.

Mala memoria la de esos especialistas, muchos de ellos jóvenes, que no han buscado en sus archivos los fracasos que obtuvieron quienes los antecedieron, cuando intentaron por años hacerle lo mismo a Fidel Castro en sus visitas a New York. Siempre el tiro le salió por la culata, pero el odio los ciega y no los deja razonar.

Por su parte, el Departamento de Estado ya despliega sus orientaciones y presiones sobre un grupo de periodistas a su servicio, para que diseminen rápidamente la información que generan los especialistas en subversión contra Cuba, como hacen algunos diarios y televisoras de la Florida.

Sin embargo, presidentes y cancilleres de países donde la represión contra las protestas populares es brutal, no son sometidos a una sola crítica, entre ellos el presidente de Francia, poseedor de una larga hoja de brutales golpizas a los trabajadores, o la del Perú, que en menos de un año acumula 70 muertos por la represión y más de 2000 heridos, pendiente de ser juzgada, situación que no ha sucedió nunca en Cuba después de 1959.

El propio presidente yanqui que permite que sus fuerzas policiales disparen a matar y utilicen acciones para inmovilizar a los detenidos, causándoles la muerte por asfixia, el que financia la guerra de Ucrania e incluso entregó bombas de racimo prohibidas por las Naciones Unidas, no es objeto de campañas acusatorias.

Estados Unidos tiene una infinita hoja de crímenes de lesa humanidad, durante sus recientes guerras contra Afganistán, Irak, Siria y Libia, con miles de muertos civiles, mutilados y la destrucción de esos países, por lo que carece de moral para señalar a Cuba de enfrentar los desórdenes ocurridos en el 2021, incitados por la propia maquinaria mediática imperial, como se ha demostrado.

Estados Unidos aplica la pena de muerte a hombres, mujeres e incluso a niños y no recibe una sola condena internacional. Sus cárceles están repletas de mujeres y menores, muchos de ellos cumplen condenas de cadenas perpetuas en centros de adultos, en violación total de los derechos humanos; por tanto, debe mirarse por dentro antes de crear campañas a países que no aceptan someterse a sus dictados.  

Recientemente se publicaron documentos oficiales que revelan las acciones encubiertas de la CIA para derribar el gobierno chileno de Salvador Allende, algunos de ellos con apuntes de puño y letra de Richard Helms, director de la CIA, durante la reunión sostenida el 15 de septiembre de 1970, con Richard Nixon, entonces presidente de los Estados Unidos.

En dicha reunión Nixon le orientó a la CIA: “trabajar a tiempo completo con los mejores hombres que tenemos”. “Hacer aullar la economía chilena” y recalcó: “No me preocupaban los riesgos que involucren a los Estados Unidos”.

Esa misma posición la asumió John F. Kennedy contra Cuba y por eso aprobó en 1962 el Proyecto Cuba, donde también la economía fue el blanco principal, lo cual se mantiene inamovible con su criminal guerra económica, comercial y financiera, para evitar la satisfacción de la población, unido a las acciones de propaganda para lograr el resentimiento del pueblo contra el gobierno revolucionario.

Al igual que expresó Nixon en 1970, el 19 de enero de 1962 Richard Helms, en esa fecha Jefe de Operaciones de la CIA, le envió un informe a su director John McCone, del resultado de una reunión con Robert Kennedy, Fiscal General de Estados Unidos, sobre Cuba, donde este entre otras cosas expresó:

“El derrocamiento del régimen de Castro es posible. Nos urge llevar cabo acciones que mantengan ocupado a Castro en problemas internos, económicos, político y sociales, impidiéndole que dedique tiempo en asuntos de política exterior, especialmente en América Latina”.

“Una solución del problema cubano constituye en estos momentos, una alta prioridad del gobierno de Estados Unidos, todo lo demás es secundario y no se escatimará tiempo, dinero, esfuerzo o recursos humanos”.

“El Fiscal General de Estados Unidos expresó que el día antes, 18 de enero de 1962, el presidente J.K. Kennedy me indicó: El último capítulo sobre Cuba no se ha escrito todavía, hay que hacerlo y así se hará. Por eso ordenó a los asistentes en dicha reunión, su dedicación absoluta y resuelta a no fracasar en el cumplimiento de las 32 tareas del Proyecto Cuba”.

Nada ha cambiado. La desestabilización de la economía de los países que se niegan a someterse a Estados Unidos, es el arma predilecta de los yanquis, pero intentan crear la matriz de opinión de que es falso y solo pretextos de quienes la sufren, para esconder sus fracasos.

Los documentos desclasificados de la CIA y la Casa Blanca, exponen la verdad, aunque los mercenarios de la pluma al servicio del Departamento de Estado, nunca hacen referencia a esas informaciones que demuestran la irrefutable realidad de quienes son los verdaderos violadores de los derechos humanos, que no pueden darle lecciones a nadie.

Cuba no tiene nada de qué avergonzarse, la obra de la Revolución los yanquis no la pueden ocultar, y como expresó José Martí:

“Alzar la frente es más hermoso que bajarla”

 

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