Artur González / Heraldo Cubano.- Aunque estamos acostumbrados a que el “amo y señor” del planeta tierra, Estados Unidos, confeccione sus listas negras para sancionar a los países que se resisten a someterse a sus pies y perder su soberanía, no deja de causar indignación la manipulación con fines políticos que hacen de las mismas.


Cuba desde 1959 sufre sanciones de todo tipo, porque el 1ro de enero de ese año decidió ser independiente de los yanquis y tomar un rumbo libre de todas las amarras a la que estuvo sometida desde la intervención del ejército estadounidense en 1898.

Esa actitud le ha costado caro y por eso el imperio le aplicó múltiples leyes para acabar con su economía e impedir su desarrollo y además puso en marcha programas subversivos como afirman los documentos secretos de la CIA:

El principal objetivo de los programas encubiertos contra Castro es completar el aislamiento económico, político y psicológico de Cuba respecto a América Latina y el mundo libre….  estas medidas han sido en buena parte responsables de las actuales dificultades económicas de Castro, pero pudieran adoptarse nuevas y eficaces medidas de Guerra Económica”.

En ese sentido, todo lo que pueda afectar la imagen externa de la Revolución es un objetivo de los Estados Unidos, materializado en la inclusión de Cuba cuantas listas negras se les ocurra inventar, como es la más reciente publicación del Departamento de Estado, donde incluyen a la Isla en la de países que supuestamente violan la libertad religiosa, algo reiterado para deformar la realidad cubana.

La mentira tiene piernas cortas y una prueba de la falsedad de dicha acusación yanqui es que el Vaticano jamás ha condenado a Cuba por eso, e incluso los tres últimos Papas viajaron a la Isla y fueron recibidos multitudinariamente por la población, oficiaron misas en las mayores plazas públicas y en iglesias del país, con todo el apoyo gubernamental para organizarlas.

La Revolución cubana no cerró ningún templo ni orden religiosa, católica, protestantes o de otras religiones presentes en el país; por el contrario, en los últimos 30 años se incrementó la presencia de más de 569 nuevos movimientos religiosos y muchos tienen sus iglesias madres precisamente en los Estados Unidos. Basta con hacer un recorrido por el país para comprobar cómo en cada iglesia, templo o casas cultos, se reúnen los creyentes con total y plena libertad.

En Cuba están presentes varias religiones: católica, protestantes, ortodoxos ruso y griego, judaísmo, islamismo, budismo, espiritismo, yorubas, abacuás, bantú, Fe bahaís, y los yogas.

Todas instituciones religiosas son propietarias de sus locales. Existen más de 1000 templos y capillas de las 55 iglesias evangélicas y protestantes, y un poco más de 2600 casas culto en toda la Isla.

Las instituciones religiosas evangélicas cubanas cuentan con 10 seminarios y decenas de institutos bíblicos para la formación del personal consagrado. La iglesia católica posee un nuevo seminario construido hace varios años para fines similares.

Esa verdad parece molestar a los enemigos del Norte y por eso inventan tales mentiras que no soportan el más mínimo control de las iglesias madres.

El Consejo de iglesias de Cuba recibe constantemente la visita de delegaciones religiosas de muchos países, especialmente estadounidenses, que participan en eventos nacionales, regionales y mundiales.

La biblia es vendida con total libertad en los templos y posiblemente Cuba sea uno de los países del continente que mayor cantidad de ellas recibe anualmente.

Esta realidad desmiente la campaña que los yanquis insisten en desplegar. Sin embargo, no acusan ni sancionan a Israel por bombardear y destruir iglesias y mezquitas en Gaza y Siria, algunas consideradas patrimonio de la humanidad. Tampoco dicen una sola palabra de la represión de Ucrania contra las iglesias ortodoxas rusas y el desalojo de monasterios milenarios, saqueos de sus iconos y la persecución de sus sacerdotes.

Ucrania bombardea y destruye iglesias con armas entregadas precisamente por Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, con total impunidad, sin recibir el menor reclamo de los que acusan sin pruebas a Cuba.

A tal punto llega el odio contra la Revolución cubana por resistir desde hace 65 años los actos terroristas, acciones de subversión política, planes para asesinar a sus principales líderes, invasiones mercenarias y campañas mentirosas, que los yanquis solo tienen como recurso desplegar sus falsedades, desmanteladas con sus propios documentos secretos ya desclasificados, en los que se pueden confirmar los objetivos que persiguen.

Un ejemplo evidente de esto se puede leer en el Proyecto Cuba, puesto en marcha bajo la directiva del presidente J.F. Kennedy, el 30 de noviembre de 1961, con la creación del grupo operativo de Estados Unidos, integrado por el Departamento de Defensa, Estado, la CIA y la USIA.

En dicho Proyecto se asegura:

“El Departamento de Estado está concentrando sus esfuerzos en la Reunión de Ministros de Relaciones Exteriores de la OEA, la cual comenzará el 22 de enero de 1962, esperando obtener amplio respaldo del hemisferio occidental, para las resoluciones de la OEA que condenen a Cuba y la aíslen del resto del hemisferio. Se está considerando una resolución solidaria, mediante la cual OEA ofrezca alivio directo al angustiado pueblo cubano (similar a la de EE.UU. para Rusia, de 1919-20), como un medio para lograr la simpatía del pueblo cubano, sin tener que reconocer al gobierno comunista. La reunión de la OEA será apoyada por demostraciones públicas en América Latina, generadas por la CIA y las campañas psicológicas asistidas por USIA”.

Es así cómo actúan los yanquis, con el engaño y la mentira como armas, con un fuerte financiamiento para pagar sus cruzadas mediáticas.

En el caso de la inclusión de Cuba en la lista negra de violaciones religiosas, el diario New York Times publicó un comunicado del Departamento estadounidense, en que se expone:                  

“Los gobiernos que figuran en la lista deben poner fin a abusos, como los ataques contra miembros de comunidades religiosas minoritarias y sus lugares de culto, la violencia comunitaria y los prolongados encarcelamientos por expresión pacífica”.

Todos los que tienen acceso a las redes sociales, saben que en Cuba hay sacerdotes y monjas que escriben diariamente artículos contra la Revolución y en muchos casos siguen orientaciones de los yanquis que reciben durante sus visitas a ese país y recepcionan financiamiento de ellos, como “ayudas” para llevar cabo tales campañas. Ninguno ha sido detenido, encarcelado, atacado, reprimido, torturado, desaparecido, ni siquiera limitado de viajar al exterior, como pasa actualmente en Ucrania y otros países no incluidos en esta lista negra.

Otra prueba de la fabricación de acciones para afectar la imagen de la Revolución cubana, se observa en la reunión sostenida en el 2011, por el senador republicano Carl Meacham, con funcionarios del Departamento de Estado y diplomáticos extranjeros. El informe que posteriormente divulgó, afirma:

El Departamento de Estado ha entrenado a periodistas en varios países, para que aumenten su capacidad de diseminar rápidamente la información precisa sobre acontecimientos y asuntos importantes. Se han invertido grandes esfuerzos en Cuba, país que en estos momentos censura activamente el contenido de la política de Estados Unidos”.

Esta realidad no puede ocultarse por mucho que los yanquis quieran, porque como afirmó José Martí:

“Las verdades reales son los hechos”

 

 

La Columna es un espacio libre de opinión personal de autoras y autores amigos de Cuba, que no representa necesariamente la línea editorial de Cubainformación

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