Raúl Antonio Capote - Original en Granma


Acusados por abandonar a sus compatriotas y a todos los emigrantes latinoamericanos.

Varios congresistas estadounidenses de origen cubano han sido señalados en Miami como traidores, no solo por fallar, engañar y abandonar a sus compatriotas en ese país, sino también a todos los emigrantes latinoamericanos.

Son traidores, en primer lugar, al pueblo del que dicen descender, por ser los artífices de la guerra sucia contra Cuba. ¿Cuánto odio han destilado en todos estos años?

Los «distinguidos» con el título de Efialtes son el secretario de Estado Marco Rubio y los congresistas republicanos María Elvira Salazar, Carlos Giménez y Mario Díaz-Balart, pero podría señalarse a otros más.

Son renegados de su tierra por dinero y por hacer carrera política, como se puede apreciar en el perfil de uno de ellos: el secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio.

Pudiera agregarse que, para colmo, traicionan a su «jefe», Donald Trump, porque la estrategia de matar de hambre a los cubanos, apagar sus hogares, paralizar el transporte y dejarlos sin medicamentos, no provocará una revolución de colores en la Isla.

Lo que sí puede generar esa política de «olla a presión», es un aumento considerable de la emigración ilegal a Estados Unidos. ¿Y eso no está en contradicción flagrante con la política antinmigrante del Presidente?

Pero veamos algunos detalles del perfil de Rubio: durante su infancia, recibía pagos por tareas o trabajos menores de parte de Orlando Cicilia, su cuñado, y miembro de una poderosa banda de narcotraficantes dirigida por Mario Tarrau.

En 1987, Cicilia fue condenado a 35 años de cárcel en uno de los casos de droga más grandes de Miami. Salió en libertad justo cuatro días después de que Marco asumiera el cargo como representante estatal en 2000, cuando solo había cumplido 12 años de prisión.

Se ha señalado en varias oportunidades que Rubio tiene conexiones con figuras políticas y narcoparamilitares en Colombia, lo que ha suscitado dudas sobre su integridad.

Marco fue compañero de cuarto del excongresista corrupto David Rivera, con quien mantenía una relación de hermandad. Rivera estuvo envuelto en un escándalo de corrupción por financiar candidatos falsos para robar votos a su oponente.

En ese orden de cosas, debe una parte de su éxito inicial en la carrera política a Rivera, quien lo asesoró y apoyó en su primera campaña a la Cámara de Representantes de la Florida en 2000.

El republicano ha recibido 3,3 millones de dólares de la Asociación Nacional del Rifle (nra). Por lo tanto, defiende a ultranza la proliferación de armas en EE. UU.

Leyendo la anterior información sobre el secretario de Estado, uno se pregunta: ¿cómo puede gestionar el encierro en las cárceles de El Salvador –como si fueran delincuentes– a los migrantes venezolanos, porque, según él y su jefe, son miembros de una pandilla de narcotraficantes?

La Columna es un espacio libre de opinión personal de autoras y autores amigos de Cuba, que no representa necesariamente la línea editorial de Cubainformación.

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