Escuchando al excelente sociólogo chileno Marcos Roitman Rosenmann, en su conferencia “Democracias y autoritarismos en América Latina”, explicitamos su aporte sobre lo que él denomina la guerra neocortical.

Estamos viviendo a diario por los medios de comunicación, un parte de guerra en torno al conflicto armado en Ucrania, los medios lo permiten y es posible hoy. Nos alertan de los peligros de una posible guerra nuclear. No obstante, ante la moda de la guerra y su horror, parecen haber aires de solución al mismo ante las negociaciones de las partes involucradas.

Según el itinerario electoral de Colombia, próximo a las elecciones legislativas colombianas, el viernes 11 de marzo pasado, se cerró el periodo de inscripción de candidaturas y promotores del voto en blanco.

Sin duda alguna, ya está probado y documentado hasta la saciedad que Ucrania, por lo menos, desde hace ocho años está masacrando y bombardeando a dos países ahora independientes, en su frontera este, en la región del Donbàs, llamados Donestsk y Luhansk, y que ha dejado más de 14.000 muertos. Esta ha sido, según los expertos y políticos de occidente “la mayor conflagración armada en Europa desde 1945”.

Recordemos que la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, tiene sus orígenes en la firma del Tratado de Washington del 4 de abril de 1949, mediante el cual diez países de ambos lados del Atlántico (Bélgica, Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Islandia, Italia, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Portugal y Reino Unido) se comprometieron a defenderse mutuamente en caso de agresión armada contra cualquiera de ellos.

Ante innumerables artículos y reportajes sobre la situación que envuelve a Rusia, Ucrania, Alemania y la OTAN entre otros, plasmo algunas consideraciones en torno a este conflicto, que según algunos alcanzaría altura de guerra mundial, incluida la temible fase nuclear.

Se necesita más que un artículo, para responder al ex dueño y exdirector del diario opositor El Nacional de Venezuela, para responder a las mentiras y desaciertos, de su último artículo “Venezolanos, por favor, cuenten a nuestros hermanos de Colombia”, publicado en La Nación de Costa Rica, y por supuesto, en varios medios opositores venezolanos.