Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Se ha hecho habitual que la superpotencia estadounidense, así como las demás potencias contemporáneas a ella subordinadas, desaten cruentas guerras contra países del tercer mundo con el pretexto de estar asistiendo a sus pueblos en la defensa de los derechos humanos y para llevarles por el camino de la democracia, según ellas interpretan los conceptos de democracia y derechos humanos.
Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- La propaganda corporativa para promover la hegemonía y la dominación del capitalismo tiene como una de sus armas más sistemáticas la manipulación de los términos del lenguaje político y económico en la información.
Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Cuando el 29 de octubre del recién despedido año 2013 la Asamblea General de las Naciones Unidas sancionó por 22º año consecutivo, y casi por unanimidad, una resolución presentada por Cuba que exige el fin del bloqueo económico y comercial de Estados Unidos a la Isla, al embajador Ronald D. Godard le tocó la triste misión de formular el discurso llamado a justificar el enorme desprecio a la voluntad internacional opuesta a esta forma de genocidio que practica el gobierno de su país contra su vecino del Sur.
Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- “Aquí, en Estados Unidos, la gente empieza a visualizar lo que habrá que hacer para superar la opresión política masiva a que está sometida por un reducido grupo de élites de control global que también controlan el dinero. Algunos todavía se niegan a creer que esto pueda estar pasando en sus vidas. Lo consideran una fantasía, sueños irreales o franca ingenuidad, pero les propongo que nada asuman y en cambio admitan que estamos soñando. ¡Imagínense lo que sería si la conciencia masiva de la humanidad decide no vivir en la esclavitud para siempre!”.
Por Manuel E. Yepe*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- “Cuando significativos mercados económicos de Estados Unidos enloquecieron en el verano y el otoño de 2008, un miedo, incluso pánico, golpeó a los encargados de desarrollar e implementar la política económica. El pensamiento capitalista desenfrenado, con religiosa confianza en los mecanismos de mercado, parecía estar en retirada irreversible”.