Muchos niños y niñas dejarán de recibir vacunas y otros servicios básicos de salud debido a los recortes de fondos a las agencias de la ONU. Foto: UNICEF.
Egoísmos imperiales (I)
Randy Alonso Falcón
Cubadebate
“La renta imperialista beneficia a toda la sociedad en un grado u otro, lo que no excluye la precarización del trabajo, el paro, y otros problemas sociales no menos graves. Proporciona la base para la negación del internacionalismo, porque es la base para una posición egoísta. Podríamos hablar de racismo, aunque no es exactamente racista, sino egoísmo, egoísmo nacionalista por parte de los pueblos del centro y antinacionalista en los pueblos de la periferia”
Samir Amín
Entrevista con El Viejo Topo, 2010
Mientras el show Trump-Zelensky se roba los titulares, provocando el morbo político y mediático, y los mandatarios europeos acuerdan nuevos miles de millones de dólares para sostener al gobierno de Ucrania, otras noticias importantes se deslizan, dejando huellas profundas en buena parte de la humanidad, sin que provoquen tanto espaviento y reflexión.
La decadencia imperial, el resquebrajamiento del sistema internacional erigido tras el final de la Segunda Guerra Mundial, el fin de la hegemonía absoluta de Washington proclamada tras la caída del muro en Berlín, llevan al mundo a la deriva del egoísmo, la desigualdad creciente y la elevación acelerada del gasto militar, para intentar sostener al menos el predominio sobre el resto del planeta asfixiado y esquilmado.
Cuando la Tierra ebulle en las temperaturas crecientes, que implantan récord año tras año, y los científicos más lúcidos claman por el cambio de los modelos de consumo y las prácticas que aceleran el cambio climático y el calentamiento global, la nueva presidencia del imperio estadounidense, financiada en parte por las grandes petroleras de esa nación, echa por el tragante las políticas ambientales de la nación que ha grabado la huella ambiental más profunda de los últimos cien años, desconoce la ciencia erigida sobre el cambio climático y proclama “drill baby, drill” (perfora chico, perfora).
Una de las primeras medidas del magnate presidente fue retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático. Ello no es sólo una decisión política, significa también el retiro de los fondos que EE.UU proporcionaba en concepto de financiación para proyectos sobre el clima y que beneficiaban en parte a naciones subdesarrolladas.
El gobierno de Biden aprobó leyes que inyectaron cientos de miles de millones de dólares a la transición energética, según Bloomberg. Todo ello se va a bolina. Aunque en verdad, China destinó en 2024 más recursos a esa transición de las energías de combustibles fósiles a las de fuentes renovables que Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea juntos.
A la melodía antiambiental de Trump se han sumado grandes empresas financieras que hasta hoy intentaban darse un barniz verde en el valor de sus marcas y servicios. Ante la presión política de la Casa Blanca y los obstáculos legales que aparecen, son varias las que se han retirado aceleradamente de los llamados fondos ambientales, casi a la par de que la Organización Meteorológica Mundial confirmara que el 2024 fue el año más caliente de la historia, al superar en 1.55 grados centígrados los niveles preindustriales.
En diciembre pasado, Goldman Sachs, Wells Fargo, Citigroup y Bank of America se retiraron de la Net-Zero Banking Alliance (NZBA), una iniciativa respaldada por las Naciones Unidas que busca alinear las actividades financieras globales con el objetivo de emisiones netas cero para 2050.
Por su parte, JP Morgan, BlacRock, State Street, ScotiaBank y Pimco, grandes firmas financieras estadounidenses, acaban de retirarse del del Climate Action 100+, una coalición internacional de gestores de dinero para planes ambientales y de promoción de la responsabilidad ambiental de las empresas, aduciendo nimias justificaciones. Tras ellos se alinearon instituciones financieras de Canadá.
“Siempre fue cosmético”, opina Shivaram Rajgopal, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia. “Si firmar un papel les estaba dando dificultades a estas empresas, no es de extrañar que se hayan retirado”. Por su parte, la directora ejecutiva del Climate Group, Helen Clarkson considera que “…para las empresas estadounidenses hay mucho más miedo a los focos, simplemente no quieren poner la cabeza por encima del parapeto”
Un solo entre ahogos y condones
El “America First” que proclamó Trump desde 2016 es la filosofía que conduce al gobierno plutocrático que preside. Una “America” para los multimillonarios “First”. Sus intereses son los que prevalecen. En tiempos de un imperio ahogado en deudas, inflación, amenazas a su seguridad energética, contestado en su poderío global y con serias fracturas internas, les importa un bledo si el mundo se va a la deriva. Sus fortunas es lo que hay que salvar, imperio mediante.
No sólo no habrá más dinero para las acciones climáticas (olvidando que nuestro mundo es un gran Titanic en el que nos hundiremos todos), sino que en general se cortarán los fondos para los programas de ayuda al exterior.
Bajo acusaciones de mal uso y corrupción (que la hay por montones), el binomio Trump-Musk cercenó la USAID, no sólo como vendetta política -sacando a la luz buena parte de los planes imperiales de subversión por el mundo-, sino que también se enterraron la mayor parte de los programas de ayuda exterior que sostenía el gobierno de Estados Unidos.
“¿Todo el mundo sabe lo que es un condón?”, preguntaba Trump a una audiencia en Miami hace unos días, para acto seguido mentir alevosamente diciendo que había que acabar con planes derrochadores como el que gastó 100 millones de dólares en condones para Hamás.
Además de dejar sin empleo a unos cuantos agentes encubiertos de la CIA que actuaban como oficiales de la USAID en numerosos países, la decisión de la Casa Blanca eliminó unos 5800 programas que incluyen campañas de vacunación y de educación sanitaria, tratamientos contra el VIH, acciones de control de la malaria en países africanos, entregas de medicamentos para prevenir y tratar enfermedades tropicales desatendidas en África Occidental, suministros de alimentos a poblaciones con desnutrición grave y aguda, y otros programas de lavado de culpas y de rostro del imperio, pero que dejaban sus beneficios en millones de personas en el mundo.
“Se da fin a esta adjudicación por conveniencia e interés del gobierno estadounidense” rezaba en su introducción el comunicado del Departamento de Estado enviado a las organizaciones que recibían financiamiento de la USAID para esos programas humanitarios.
“Morirá gente”, dijo Catherine Kyobutungi, directora ejecutiva del Centro Africano de Investigaciones sobre Población y Salud, “pero nunca lo sabremos, porque se han cortado incluso los programas para contar a los muertos”
Un corifeo peor
Washington suelta lastre hacia abajo y hacia el lado. Desde el primer minuto, Trump ha advertido a Europa que se acabaron los tiempos en que Estados Unidos hacía de garante militar de esa región, asumiendo gastos multimillonarios. ¡Qué incrementen su gasto militar!, los conmina el mandatario estadounidense y los gobiernos del Viejo Continente se halan los pelos.
Borrados los programas de bienestar, en buena parte, por la goma brutal del neoliberalismo, estancadas sus economías y golpeados por la crisis energética como resultado de su apuesta perdedora en la contienda de Ucrania, los gobiernos europeos levantan “el fantasma ruso" (como antes fue el soviético), para convencer a sus sociedades de que hay que gastar más en armamentos.
Como ya hay poco de dónde cortar en los menguados presupuestos estatales, la “motosierra” se ha virado para las ayudas internacionales. La pasada semana, el gobierno británico anunció que su país cumplirá con las exigencias de Trump y elevará el gasto militar en 2027 a un 2,5% del Producto Interno Bruto. Es el mayor incremento de esa partida desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
El primer ministro Keir Starmer dijo que tal incremento, de decenas de miles de millones de dólares, se financiará con un recorte pronunciado de la ayuda humanitaria internacional. La decisión, afirmó, es necesaria para brindar apoyo en medio de una “nueva era”.
Atrás quedó la promesa del Partido Laborista, fuerza política del premier, de aumentar del 0,5% al 0,7% la ayuda al exterior en cuanto “las condiciones fiscales lo permitieran”.
Los aplausos entusiastas del mando militar británico y en la Casa Blanca, se traducen en recortes o desaparición de programas de asistencia médica, educación, alimentos, prevención de desastres, conservación ambiental, agricultura y desarrollo económico en más de 100 países.
“Es una actitud miope y un error estratégico y moral”, dijo la legisladora Monica Harding, pensando en aquello de que “dará más influencia a Rusia y a China”. Y eso es lo que vale en el pensamiento político de los centros imperiales, quién se reparte el pastel, no importa que hayan miles de millones que se quedarán sin fiesta.
Los desiguales
En el mundo del capital el egoísmo el ley. Mientras 3 600 millones de personas permanecen bajo el umbral de la pobreza, la riqueza conjunta de los milmillonarios del mundo creció en 2 billones de dólares durante 2024, según un informe de OXFAM International.
La desigualdad que hoy existe tiene “la marca del brutal pasado colonial”, remarca ese informe. El sistema actual sigue extrayendo la riqueza del sur global, a un ritmo de 30 millones de dólares por hora, en beneficio del 1% más rico de la población que reside mayoritariamente en el Norte global. A la vez, la mayor parte de los países registran tendencias negativas en las políticas de lucha contra la desigualdad, de acuerdo con el Indice de compromiso con la reducción de la desigualdad, elaborado por OXFAM y Develoment Finance International. Se necesitarían 230 años para erradicar la pobreza a los ritmos actuales de reducción.
Y mientras la brecha y el saqueo crecen, la ayuda al desarrollo de los países ricos sufre fuertes tijeretazos impúdicos. “El problema no es cuántos somos en el mundo, sino qué mundo estamos construyendo”, ha dicho el Papa Francisco. “…No son los hijos, sino el egoísmo, el que crea injusticias y estructuras de pecado”.
El senador estadounidense Brnie Sanders sintetizó , en el informe de OXFAM, la dura realidad a la que el mundo hace frente, en apenas cinco puntos:
• Nunca antes en la historia de la humanidad un grupo tan reducido de personas había poseído tanta riqueza.
• Nunca antes en la historia de la humanidad había existido una desigualdad de ingresos y riqueza de esta magnitud.
• Nunca antes en la historia de la humanidad se había producido una concentración de la propiedad tan extrema.
• Nunca antes en la historia de la humanidad la élite de los milmillonarios había disfrutado de tanto poder político.
• Y nunca antes en la historia de la humanidad habíamos presenciado este nivel sin precedentes de avaricia, arrogancia e irresponsabilidad por parte de la clase dirigente.
Los tiempos oscuros que vivimos están signados por el egoísmo. ¿Dejaremos impasibles que el poder de muy pocos impere sobre el bienestar de tantos?
Fuentes: The Independent, New York Times, Politico, Bloomberg, Desiguales S.A-Informe de OXFAM
Egoísmo imperial (2): Los recortes de Trump ya provocan hambre y muertes
Randy Alonso Falcón
«Esto es una crisis total. La gente se muere de hambre. No tienen dinero para comprar las medicinas que necesitan. Han dejado de recibir servicios de salud y de recibir agua. Todo se ha parado», asegura a EFE el trabajador de una ONG internacional que opera en Sudán, sacudido desde abril de 2023 por una guerra civil.
Las patadas de ahogados de los multimillonarios en el poder en los Estados Unidos ya están causando sus primeros efectos. La solución a la deriva económica del imperio no será nunca redistribuir riquezas para mayor justicia social, sino garantizar que crezca siempre la fortuna de los más poderosos y los demás, ya se sabe.
Los recortes ordenados a la llamada ayuda al exterior por la administración Trump, con el supuesto objetivo de disminuir gastos gubernamentales, comienzan a generar noticias desesperanzadoras en un mundo cada vez más injusto.
El Programa Mundial de Alimentos anunció a fines de marzo que la ayuda vital a millones de personas hambrientas en el planeta está en riesgo, tras la disminución en un 40% de sus fondos para el 2025.
"...Nos enfrentamos a un abismo financiero con consecuencias potencialmente fatales", dijo la funcionaria del PMA Rania Dagash-Kamara en declaraciones a los medios.
La magnitud de los recortes combinada con un número récord de gente necesitada de ayuda alimentaria "conduce a una crisis sin precedentes para decenas de millones de personas en todo el mudo", señaló en un comunidad la entidad de Naciones Unidas. Entre los más impactados estarán 33 millones de niños en severa desnutrición infantil en países como Afganistán, Siria, República Democrática del Congo y Yemen, que reciben asistencia del PMA.
El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF), por su parte, sostuvo que los recortes anunciados por Estados Unidos, el Reino Unido y otras potencias limitarán su capacidad de llegar a esos millones de niños que se encuentran en extrema necesidad.
La directora ejecutiva de la agencia Catherine Russell señaló que los cortes se producen “en un momento de necesidad sin precedentes. Millones de niños se ven afectados por conflictos, necesitan ser vacunados contra enfermedades mortales como el sarampión y la polio, y deben recibir educación y mantenerse sanos”, detalló.
La salud no es derecho para pobres
El despilfarro que el imperio necesita recortar para salvarse no se hará en la industria militar ni en la maquinaria de la guerra. Lo pagarán los pobres que han sobrevivido con las migajas que Washington destina a la ayuda exterior.
En una conferencia de prensa, el pasado 10 de abril, el Dr. Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud OMS informaba que un 75 por ciento de las oficinas de ese organismo internacional en más de un centenar de países han notificado interrupciones en los servicios de salud como consecuencia de los recortes en la financiación de varios países, encabezados por Estados Unidos, uno de sus principales donantes.
"La OMS ha recopilado información de más de un centenar de países para comprender dicho impacto y el apoyo que necesitan para mitigarlo --la situación por los recortes--. Casi tres cuartas partes de las oficinas de la OMS en los países reportan interrupciones en los servicios de salud, y una cuarta parte, el cierre de centros de salud en sus países"
La OMS advirtió que los severos recortes de financiamiento amenazan décadas de progreso en la lucha contra la tuberculosis, la enfermedad infecciosa más mortal del mundo. Las regiones más afectadas incluyen África, el sureste asiático y el Pacífico occidental, donde los programas nacionales de tuberculosis dependen en gran medida del apoyo internacional.
“Cualquier interrupción de los servicios de tuberculosis, ya sea financiera, política u operativa, puede tener consecuencias devastadoras y a menudo fatales para millones de personas en todo el mundo”, dijo la directora del Programa Mundial de la OMS sobre Tuberculosis, Tereza Kasaeva.
El director general de la OMS señaló además que “muchos de los logros conseguidos en los últimos 20 años en la lucha contra la malaria están ahora en peligro debido a los recortes en la financiación de Estados Unidos para la salud mundial”.
Estados Unidos ha sido el mayor donante bilateral en la lucha contra la malaria, en las últimas dos décadas.
“Si continúan las interrupciones, sólo este año podríamos ver 15 millones de casos más de malaria y 107.000 muertes, lo que supondría un retroceso de 15 años de progreso”, explicó.
Esto mismo ocurre con el VIH, ya que la suspensión de la mayor parte de la financiación del PEPFAR, el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del SIDA, causó la “interrupción inmediata de los servicios de tratamiento, pruebas y prevención del VIH en más de 50 países”.
Las interrupciones de estos programas podrían acabar con 20 años de progresos, y provocar más de 10 millones de casos adicionales de VIH y tres millones de muertes relacionadas con el virus.
Asimismo, las redes de vacunación contra enfermedades como el sarampión, la polio o la rubeola en muchos países subdesarrollados están ya sufriendo los efectos del final de la contribución estadounidense a través de la USAID y otros canales, subrayó el experto etíope.
- La Oficina del Presupuesto del Congreso de Estados Unidos estima que el gasto en defensa aumentará en torno a un 30% entre 2023 y 2033, pasando de 806.000 millones de dólares anuales a 1045.000 millones.
- Por su parte, el coste del servicio de la deuda se disparará un 132% en la próxima década, pasando de 658.000 millones de dólares anuales el año pasado a 1527.000 millones en 2033.
De puertas para afuera
Para sumar males, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA) ha anunciado recortes del 20 por ciento de su personal y una reducción de sus operaciones en hasta nueve países ante la falta de financiación, afectada en parte por la disminución de fondos procedentes de Estados Unidos.
La oficina, que tiene un déficit de casi 60 millones de dólares y se enfrenta a una 'oleada de recortes brutales', también reducirá su presencia y operaciones en países como Camerún, Colombia, Eritrea, Irak, Libia, Nigeria, Pakistán, Gaziantep (Turquía) y Zimbabue, ha resaltado el jefe de Asuntos Humanitarios de la ONU, Tom Fletcher, en una carta enviada a los trabajadores de la entidad.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), vinculada a la ONU, también anunció a mediados de marzo una serie de 'ajustes' de proyectos y personal para hacer frente a la 'inevitable realidad financiera' de la organización, víctima colateral de un recorte generalizado de fondos que se ha agudizado desde el retorno de Trump a la Casa Blanca.
En concreto, decidió reducir o directamente cancelar una serie de proyectos en todo el mundo que suman más de 6.000 trabajadores. En la sede central la plantilla se recortará un 20 por ciento, lo que implicará el despido de 250 empleados.
Y mientras ya hay personas muriendo en el planeta por el brutal recorte estadounidense a la ayuda exterior y miles de profesionales han quedado sin empleo en las agencias de la ONU y organizaciones no gubernamentales de asistencia humanitaria que recibían fondos estadounidenses, el Secretario de Estado Marco Rubio (a quien le toca dar tijera a todos esos programas) no ha vacilado en seguir dando fondos a los costosos, fallidos y corruptos programas de injerencia contra Cuba, incluidos aquellos que se destinan a difamar y perseguir la noble y efectiva colaboración médica cubana en decenas de países del mundo.
Estados Unidos se encierra cada vez más en el egoísmo que es parte de las esencias de su filosofía imperial. Salvar lo que queda del poderío de la Roma actual, aunque el resto del mundo se vaya a bolina, está en el pensamiento más profundo y el actuar despiadado de Trump y su camarilla de multimillonarios que, por si hacen explotar al planeta, preparan con Musk las futuras expediciones colonizadoras a Marte.
Fuentes: ONU y agencias de noticias