Sosa, conocido por su capacidad para fusionar la tradición de la trova con elementos contemporáneos, dedicó su vida a la promoción de la música cubana y a la defensa de su legado. Foto: Cubadebate
teleSUR
Tras varias jornadas enfermo, este miércoles 12 de febrero falleció en Guantánamo el trovador y cantautor cubano, Eduardo Sosa a la edad de 52 años.
La noticia fue confirmada por el Instituto Cubano de la Música (ICM) donde se subraya que el cantor cubano murió tras varios días en estado critico por el derrame cerebral.
El ICM comunicó que el pasado 3 de febrero, durante la tarde, Eduardo Sosa sufrió un accidente cerebrovascular de tipo hemorrágico. Esto ocurrió tras su actuación en la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, al oriente de la Isla.
Inmediatamente fue atendido por el servicio de neurocirugía en el hospital de Guantánamo, donde se decidió proceder a una intervención quirúrgica. La operación se llevó a cabo el martes por la mañana y se informó que fue exitosa.
Las redes sociales y los medios cubanos se colmaron, durante los días de enfermedad del cantautor, de mensajes de apoyo y solidaridad de artistas, intelectuales, amigos y seguidores del apreciado artista, quien contaba con 52 años y nació en Santiago de Cuba.
Sosa, conocido por su capacidad para fusionar la tradición de la trova con elementos contemporáneos, dedicó su vida a la promoción de la música cubana y a la defensa de su legado.
Tras días siendo reportado en estado crítico con pronóstico reservado y luego en estado desfavorable, lamentablemente perdió la vida en la noche de este martes.
Desde joven mostró su pasión por la música, convirtiéndose en uno de los referentes más importantes de la nueva trova cubana con un repertorio que abarcaba desde temas clásicos hasta composiciones propias.
A lo largo de su carrera, Sosa no solo se destacó como intérprete, sino también como compositor y arreglista. Sus canciones, llenas de amor, crítica social y la belleza de la vida cotidiana, capturaron la esencia de la realidad cubana y del mundo.
Además, Eduardo mantenía un fuerte compromiso con la enseñanza musical, transmitiendo su conocimiento a nuevas generaciones de artistas.
El legado de Eduardo Sosa permanecerá vivo a través de sus grabaciones y de aquellos que se inspiraron en su obra. Sus canciones seguirán sonando en los corazones de los cubanos y de amantes de la trova alrededor del mundo.
La música cubana ha perdido a un gran exponente, pero su memoria se celebrará en cada acorde y en cada nota que resuene en la isla y más allá.
Compay, usted no se va a morir nunca
La Habana, 12 feb (Prensa Latina) Compay, usted no se va a morir nunca, le dije a Eduardo Sosa la última vez que nos vimos en el aeropuerto José Martí a principios de enero, él otra vez viajaba con su guitarra y su voz a cantarle a Venezuela.
Ese recuerdo es lo primero que me viene a la mente hoy, cuando me saca de la cama la triste noticia de su muerte, en Guantánamo, después de poco más de una semana luchando junto a un equipo de buenos médicos contra un accidente cerebrovascular hemorrágico que le robó la vida.
En el breve encuentro le conté que estaba al tanto de su participación en el fonograma homenaje al trovador Ángel Quintero, recién terminado por el Estudio Ojalá, un proyecto del cantautor Silvio Rodríguez, con un grupo de prestigiosos músicos cubanos.
Y tenía razón entonces, no se va a morir nunca. Hace unas semanas, la periodista Estrella Díaz, viuda de Angelito, nos reunió en familia para escuchar la grabación del disco de marras, y ahí estaba Sosa, con su timbre inconfundible, con esa fuerza telúrica que le salía de adentro.
Lo escuché cantar en vivo, por última vez, en el encuentro Cantoras «Ella y Yo», en el Centro Cultural Fresa y Chocolate, un día de septiembre del pasado año que gozó en el escenario; se veía a gusto, con el virtuoso Rachid López en la guitarra, encantando a los presentes con un repertorio lleno de amor, trova y boleros.
Algunos recuerdos llegan cual fotogramas: la Plaza de la Revolución Calixto García, abarrotada de público, mientras Sosa guitarrea sus canciones, en la Taberna de Pancho enamorando a la noche, en una de esas tantas Romerías de Mayo, que lo vieron llegar junto a Ernesto Rodríguez, la otra voz de Postrova, hace ya 30 años.
En sus cinco años de vida, el dúo marcó el panorama trovadoresco de finales de los años 90, siendo incluidos en el Diccionario Enciclopédico de la Música Cubana.
Postrova se desintegró a finales del año 2002 y Sosa volvió a su carrera como trovador en solitario, lo que lo llevó con su música y su extraordinaria voz a escenarios de todo el país.
Su repertorio, del cual era autor de muchos temas, incluyó boleros, son tradicional, balada blues; su extraordinario registro vocal le permitió moverse por diferentes géneros musicales.
No hubo eventos musicales en Cuba al que no fuera invitado, su voz se convirtió en sello de la Revolución cubana, con ella y su guitarra acompañó los más importantes eventos en el país, con ella cantó temas emblemáticos del trovador Raúl Torres dedicados a Fidel Castro y Hugo Chávez.
Su canción “A mí me gusta, compay», una de las más solicitadas en cada concierto, es reflejo de su personalidad, apegada a sus raíces de la serranía santiaguera, a lo más autóctono de la música cubana.
Aunque sus últimos años de vida transcurrieron en La Habana, se mantuvo como un gran defensor de los ritmos tradicionales, al punto de ser uno de los principales promotores del Festival de la Trova Pepe Sánchez, de su provincia natal.
La cultura cubana está de luto. Desde el fatídico 3 de febrero, cuando ingresó en el Hospital General Docente Dr. Antonio Agostinho Neto, de Guantánamo, desde todas partes amigos y seguidores estuvieron pendientes de su evolución, y en redes sociales y medios de comunicación cubanos abundaron los comentarios de aliento y solidaridad hacia el querido artista.
“Solo tenía 52 añitos y como quería a Cuba”, me dice esta mañana una vecina tras conocer la noticia; “con lo lindo que hablaba y cantaba”, me afirma otra, y es que Eduardo Sosa, el guajiro, el trovador, no solo encantó a los cubanos con su voz y la canción, también con su alma, sencillez y carisma. Por eso el “compay” no morirá nunca.
Eduardo Sosa, un cantautor cubano comprometido con la comunidad
La Habana, 12 feb (Prensa Latina) La muerte del cantautor Eduardo Sosa conmociona hoy al pueblo de Cuba ante la partida de uno de los principales exponentes de la música tradicional y un representante del trabajo comunitario.
La obra de Sosa deja una huella significativa en la escena cultural de la nación caribeña por su calidad musical y capacidad para trasmitir mensajes profundos, muestra de ello fue la preocupación reciente de la comunidad artística y sus seguidores por su estado salud.
Guitarra en mano y con un estilo auténtico conquistó al público de la isla durante sus más de 20 años de carrera artística, pero su obra trasciende lo musical, pues también fue un defensor activo de proyectos comunitarios y trabajó intensamente para llevar el arte a los lugares más intrincados del país.
El artista demostró su compromiso con la comunidad al ser elegido por primera vez como diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (ANPP) en el 2023.
“Yo no me veo como trovador en la ANPP, me veo como ciudadano, que tiene sus inconformidades y sus alegrías, y tengo la intención de hacer mi trabajo de forma transparente para que las cosas mejoren”, aseguró a Prensa Latina previo a los comicios generales de ese año.
Como representante del capitalino municipio de 10 de Octubre confesó el temor lógico de asumir por primera vez una responsabilidad tan cardinal y en especial en un contexto económico nacional e internacional convulso.
Sin embargo, aceptó este reto con valentía, coherencia y transparencia para poder presentar ante el órgano legislativo las principales inquietudes de la población y buscar las mejores soluciones posibles.
Consiente del complejo escenario de Cuba y recordando sus raíces como pedagogo, fue un fiel defensor de mejorar los diálogos y debates entre los parlamentarios y los ciudadanos para que comprendiesen mejor cada una de las decisiones gubernamentales.
Trovador, hombre de barrio, diputado y, sobretodo, cubano, son cualidades que no se pueden desligar al hablar de Eduardo Sosa, de ahí que él mismo describiese su labor como parlamentario con estos versos del héroe nacional, José Martí: Verso, nos hablan de un Dios/A dónde van los difuntos/Verso, o nos condenan juntos/O nos salvamos los dos.
Fallece el trovador cubano, Eduardo Sosa
Cubadebate
En la madrugada de hoy, miércoles 12 de febrero, a la edad de 52 años, falleció en Guantánamo el destacado cantautor cubano Eduardo Sosa Laurencio, víctima de un accidente cerebrovascular hemorrágico sufrido el lunes 3.
Nacido en el poblado de Tumba Siete, en el santiaguero municipio de Mayarí, se integró desde los 12 años al movimiento de artistas aficionados y obtuvo numerosos premios, especialmente durante su paso por la Federación Estudiantil Universitaria, en el Instituto Superior Pedagógico Frank País García de Santiago de Cuba, donde se graduó de Licenciado en Educación Musical.
Comenzó su carrera profesional en 1997, con el dúo Postrova, que de inmediato suscitó la atención de la crítica y el público por su originalidad y calidad artística. En esa etapa grabó dos discos para Caribean Production y EMI Odeón España y participó en el largometraje cubano de ficción Las profecías de Amanda, dirigido por Pastor Vega.
En 2003 emprendió su carrera en solitario. Grabó otros cuatro álbumes y, en 2017, ganó el Premio Cubadisco en la categoría de Trova, con la producción Como si fueran mías, de la casa discográfica Colibrí. Se dió a conocer en todo el país por éxitos de su autoría como: "Mañanitas de montaña", "Retoño del monte", "El son de Contramaestre" y "A mí me gusta, compay", entre otros, así como por su musicalización de los versos sencillos de José Martí y sus fabulosas versiones de temas emblemáticos de la cancionística cubana, entre las que destaca "La Bayamesa", de Carlos Manuel de Céspedes, José Fornaris y Francisco Castillo.
En paralelo con su prolífica obra como compositor e intérprete, desarrolló una ardua labor como gestor cultural. Presidió por más de diez años el Comité Organizador del Festival de la Trova Pepe Sánchez, de Santiago de Cuba, en cuya organización trabajaba al momento de contraer la enfermedad.
Durante su exitosa carrera representó a Cuba en múltiples eventos internacionales, de carácter cultural y político, en los que brilló por su calidad artística y patentizó su compromiso con la Revolución y su solidaridad con las causas más nobles de otros pueblos. Compartió escenario con grandes figuras de la música iberoamericana como Ana Belén, José Luis Cortés, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Frank Fernández, Beatríz Márquez, Vicente Feliú, Pancho Amat, José María Vitier y Raúl Torres, entre muchos otros. Condujo, junto a Marta Campos, el programa televisivo Entre manos, dedicado a la promoción de la canción trovadoresca.
A lo largo de su trayectoria artística, recibió múltiples reconocimientos, tales como: la Distinción por la Cultura Nacional, las medallas Raúl Gómez García, Abel Santamaría y Alejo Carpentier y la réplica del machete del Generalísimo Máximo Gómez.
En 2023, fue electo diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular en su Décima Legislatura, por el municipio 10 de Octubre. En el recién celebrado décimo congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, fue elegido vicepresidente de esta organización.
La calidad de su obra como compositor, sus excepcionales dotes como intérprete, su raigal cubanía y su firme compromiso con la Revolución, le valieron el gran prestigio y liderazgo que alcanzó entre los músicos cubanos y le hicieron merecedor de la admiración y el cariño de su pueblo.
Por decisión familiar, su cadáver será cremado y se le rendirá homenaje póstumo en el cine de su natal Mayarí y, posteriormente, en la Casa de la Trova de Santiago de Cuba. Sus cenizas serán depositadas en el cementerio de Santa Ifigenia.
En nombre del Ministerio de Cultura, ofrecemos nuestras más sinceras condolencias a familiares, amigos y admiradores de tan destacado y querido artista.
(Instituto Cubano de la Música)
A mí me gusta compay, icónica canción del artista
Díaz-Canel: Que no muera su voz
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, lamentó el fallecimiento del reconocido trovador Eduardo Sosa. En la red social X expresó que “Cuba llora a Eduardo Sosa. Se nos ha ido el orgulloso hijo de Tumba Siete, el entusiasta organizador del festival Pepe Sánchez, el que nos trajo de vuelta a Sindo, Corona, Ñico Saquito y ganó con su obra un lugar junto a ellos en el panteón de los grandes. Que no muera su voz”.
Recordemos otras canciones del cantautor
Adiós al trovador más querido
Miguel Angel Gainza Chacón
Sierra Maestra
Tras más de una semana de luchar por su vida, el entrañable “nagüito”, el trovador más campechano de Cuba, Eduardo Sosa Laurencio, acaba de perder el combate al enfrentar las secuelas del accidente cerebrovascular que lo afectó hace ocho días.
Sosa permanecía recluido en terapia intensiva, en el Hospital Agostinho Neto, en Guantánamo, y pese a los esfuerzos del personal médico de ese centro asistencial, y de refuerzos llegados para la asistencia, falleció a las 00:20 horas, de este miércoles 12 de febrero.
El deceso de Eduardo ha llenado de hondo pesar al país que se mantuvo pendiente de su evolución, mediante los partes que se emitían desde el hospital guantanamero.
El también presidente del Festival Internacional de la Trova Pepe Sánchez y vicepresidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) participaba en la cruzada teatral Guantánamo-Baracoa, por los campos de ese territorio oriental.
La tarde del pasado 3 de febrero, Sosa sufrió el accidente cerebrovascular de perfil hemorrágico; fue atendido en el servicio de neurocirugía del “Agostinho Neto” y el 4 por la mañana, intervenido quirúrgicamente. La operación fue exitosa y se inició la espera, con la esperanza puesta en la fortaleza del organismo del paciente.
Desde entonces, Cuba ha estado en vigilia; las redes, inundadas por mensajes solidarios, muestra del aprecio por el trovador.
En Santiago de Cuba, donde Sosa y Ernesto Rodríguez Álvarez integraron el popular dúo Postrova, las noticias sobre el estado crítico del paciente mantuvieron en vilo a la comunidad artística y al público.
La muerte de Eduardo es un golpe muy duro para el ámbito trovadoresco que tenía en el cantautor, a un defensor de ese género musical.
Cuando fue necesario, Sosa asumió como presidente del Festival Internacional de la Trova Pepe Sánchez, responsabilidad que ostentaba hasta el momento de su deceso.
Tenía el don de predicar con el ejemplo, de ahí que su guitarra, sus composiciones y su voz estuvieran en los escenarios más diversos a cualquier hora y en cualquier condición. Esa postura “arrastraba” tras de él no solo a músicos sino al resto de los organizadores del festival. Por eso, contra todas las dificultades y con la anuencia de artistas y público, el “Pepe Sánchez” ha mantenido un índice alto de audiencia.
Desde la etapa juvenil en su natal Tumbasiete, en el legendario y montañoso municipio de Segundo Frente; luego como estudiante del IPVCE Antonio Maceo; más tarde desde las filas de la Asociación Hermanos Saíz; en el dúo Postrova… Eduardo hechizó a los espectadores, y también a los jurados, con su voz potente y armoniosa; y sus composiciones tan cubanas, tradicionales y pintorescas.
El muchacho de Mayarí Arriba, a los 12 años era figura en los festivales estudiantiles hasta el nivel universitario. Su manera de cantar caló bien hondo en el sentimiento popular; también, lo ayudó su trato sencillo, abierto a todas y a todos. De él apuntan notas en la red de redes:
“La riqueza sonora le llega a Sosa desde su lugar de nacimiento, quizá para reafirmar esa gran máxima de Miguel Matamoros que señala, que los buenos cantantes proceden de las lomas, pero cantan en los llanos. Así, desde las elevaciones más altas -las de Santiago de Cuba-, Sosa extrajo un sinnúmero de temas que ha vuelto universales”.
EL ARTE DE SOSA
El venidero 18 de abril cumpliría el trovador 53 años. Aquí, una síntesis de su vida artística: Comenzó profesionalmente en la música en 1997 con el dúo Postrova que se mantuvo como tal cinco años. En 1998 ganó el Premio Abril, que entregan las organizaciones juveniles cubanas. Luego de finalizar Postrova, Eduardo reaparece ya en solitario, y se destaca en varios conciertos por el país, entre estos “No tan solo”, en noviembre de 2003, en Bellas Artes; “Pasando los treinta”, en abril de 2004, en el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
También, actúa en el Teatro Amadeo Roldán; en el Centro Hispanoamericano de Cultura; participa en homenajes a José Martí; es miembro de la AHS y de su comisión nacional de música; tiene un amplio repertorio, que incluye canciones, baladas, blues, son tradicional; también canta números de otros trovadores del patio y extranjeros.
Sosa compartió escenarios con Silvio Rodríguez, Pablito Milanés, Compay Segundo, Carlos Varela, Ana Belén, Fito Páez, Los Papines; fue a Chile junto a Gerardo Alfonso, y llevó su música a España, México, Chipre, Bahamas, Islas Canarias…
En su segundo disco en solitario, distinguido por la calidad interpretativa, aglutinó estos temas: Retoño del monte, A mi me gusta, Compay; Tú también, mi cielo; El son de Contramaestre, Tan llena de tristezas, Se están amando, Santa María de las canciones, Era miel (con Silvio Rodríguez), Para alejar la tristeza, Pajarito y bandolero, Y si no bastara, Claudia vendrá.
Casi el mismo día del accidente, la teleaudiencia cubana vio a Sosa por última vez en vida. Estaba en “shorpeta”, sentado en un taburete con su guitarra y cantando como parte de la cruzada teatral Guantánamo-Baracoa. Minutos después, ante la cámara, recordaba que él nació “en un monte como este” y destacó lo bien que se sentía al recorrer la campiña y traer su canto hasta el lomerío.
Son los misterios de la existencia humana, los que arman momentos como estos: Empezó Sosa casi de niño, cantando por las guardarrayas en Tumbasiete a donde volvió siempre que pudo. Y cerró su tránsito terrenal y artístico, también por montes orientales.
Según directivos de Cultura en Santiago de Cuba, sus cenizas recibirán un primer homenaje hoy, a las 09:00 horas en la tierra que lo vio nacer: en el Segundo Frente, de ahí serán trasladas para la Casa de la Trova Pepe Sánchez, donde siempre cantó. Allí, hasta la tarde, esta Ciudad Creativa en la Música, su público y los artistas se inclinarán ante la memoria de Eduardo Sosa Laurencio, el trovador más amigo y campechano del pentagrama popular cubano que reposará desde ahora en el cementerio Santa Ifigenia, junto a otras luminarias de la trova cubana.