Norelys Morales Aguilera|Blog ISLAmía.- Los cubanos y cubanas este domingo 3 de febrero acuden a las urnas para elegir sus delegados a las asambleas provinciales y los diputados a la Asamblea Nacional. Hace tiempo que las elecciones cubanas dejaron de ser un carnaval electorero para hallar un mejor camino de madurez y responsabilidad ciudadana.
Más de 8,6 millones de cubanos están convocados a las urnas para designar 612 diputados de la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral) y 1.269 delegados a las quince asambleas provinciales del país.
Las elecciones generales como las de este domingo, redondean los pasos comiciales de la Isla que dejan fuera el hecho de los que más tienen mejor se promocionan o de jugar con las reglas de la democracia burguesa que son un festín de epítetos y promesas que muchos no cumplen jamás. Así tampoco el Partido Comunista es postulante para algún escaño.
Durante meses se ha conformado la candidatura. Miles de consultas a los ciudadanos llevaron a las boletas a los más capaces y hoy los votantes están eligiendo los candidatos de su preferencia, por uno o por todos. Los votos son el requisito para llegar a un escaño y eso lo saben los ciudadanos que respaldan abrumadoramente la fórmula que se dieron libremente.
Sin embargo, los alabadores de la democracia burguesa se quedan con las ganas de ver las disputas que se dan en otros sitios muchas veces alejados de las normas generalmente aceptadas por lo ético y tal vez sea el punto en el que más convergen los que tratan de descalificar el sistema cubano.
El lector puede hallar tales “protestas” en los medios y no faltan los mercenarios cubanos que añoran el sistema electoral de los Estados Unidos, que no otro, para Cuba y se vuelven a quedar con las ganas por voluntad popular. No sorprende, pero quedan en evidencia.
Un botón de muestra nos lo presenta InfoBae que ni está en la Isla ni está preocupado por el bienestar de los cubanos, pero titula rimbombantemente “Elecciones sin emoción en Cuba”. Señala que “Los cubanos aguardan con cierta indiferencia unos comicios que la disidencia interna descalifica por no ser unas elecciones democráticas.”. Cuando otra cosa sucede en la Isla: se espera llevar a sus puestos a los mejores y talmente eso lo sienten como una aberración.
Siempre listos para declarar los mercenarios hacen lo suyo. No merecen ni comentario, pero de eso viven y los medios hacen correr la letra esperando que del veneno algo quede, mientras la abrumadora mayoría de los cubanos ejercita la democracia con madurez y a futuro.