Ramón Pedregal Casanova.- No hay discusión posible, el mundo entero ha dicho a la pareja Trump-Netanyahu y sus respectivas malas compañías que les representan en la ONU, Nicolasa y Daniel, que el Derecho de los pueblos es más importante que los intereses de ellos cuatro (como representantes de sus empresarios y financieros).


“En la sorprendida calle, cogida por la garganta con las nuevas noticias.

En la sorprendida calle, cogida por los aretes de este siglo

que llegan hasta el pueblo ensangrentado.

En la sorprendida calle, cogida por mi viejo Jerusalén, y a pesar de la alienación de los rótulos, las tiendas y los cementerios,

reuno los fragmentos de mi ser

para encontrarme con mis parientes en la nueva Hayf.”

Fragmento del poema “Senda de afecto”, de la poetisa palestina Laylà Allush.

No hay discusión posible, el mundo entero ha dicho a la pareja Trump-Netanyahu y sus respectivas malas compañías que les representan en la ONU, Nicolasa y Daniel, que el Derecho de los pueblos es más importante que los intereses de ellos cuatro (como representantes de sus empresarios y financieros).

Son Los Cuatro jinetes del apocalipsis: la conquista, la guerra, el hambre y la muerte.

Donaldo-Nicolasa y Benjamin-Daniel han sacado sus cañones contra el mundo en la ONU, han querido conquistarlo, hacerle la guerra, hambrearlo y matarlo, y el mundo les ha dicho en la ONU lo que son.

Si alardearon de comprar los votos para que les permitiesen robar la ciudad de Jerusalén, han encontrado que excepto ocho nombres fantasmas nadie les ha dado permiso, nadie quiere normalizar el chantaje, la extorsión, el terminar con el Derecho Internacional para imponer la ley del imperio pura y símplemente. Habrá hipocresía en muchos gobiernos, pero no han querido renunciar al Derecho, a la Ley que nos reconoce y que se ha ganado tras la peor guerra por la que el mundo pasó. Instaurar el viejo marco internacional en el que no había Derechos escritos para preservar la vida es hacer retroceder la existencia del mundo entero a la época de la conquista con los intereses imperiales como fundamento.

Pero Los Cuatro jinetes del apocalipsis han perdido, y con todo su poderío se han encontrado tan súmamente aislados que en su arrebato de odio han decidido irse de la Unesco, ya lo ha declarado

el régimen sionista de Israel, y el régimen de EEUU ha dejado de pagar en la ONU 285 millones de dólares, además de advertir que se marcharán del organismo internacional si no se hace lo que ellos quieren.

Estamos ante un cruce de caminos, puede comenzar su derrota, el mundo árabe se ha manifestado unido por Jerusalén; Europa se ha manifestado unida por Jerusalén, Latinoamérica, Oriente, Rusia, China, … les han dicho NO. Ahora hay que encontrar el punto en que el mundo se una para impedir que la neocolonización de Jerusalén-Palestina se consolide.

Los Cuatro jinetes del apocalipsis quieren hacer desaparecer Palestina, que los refugiados de Palestina, la mayor población de refugiados del mundo, no vuelvan a su país, que el racismo y el apartheid se constituya como el nuevo Derecho, que los prisioneros y prisioneras palestinos y palestinas, incluso niños y niñas, en miles, sean olvidados, que ese ente que es Israel, que no presenta fronteras, pueda ocupar todo aquello que le den sus armas de guerra, o se permita destrozar a los países árabes que le denuncian, para así resultar hegemónico y permitirse otras conquistas, tras más guerras, hambre y muerte.

¿Por dónde pueden empezar los gobiernos que han sostenido con su voto el Derecho Internacional para defender que Jerusalén es la capital de Palestina?: por los asentamientos de colonización sionista. Desde ellos se extienden las bases militares, después la población ocupante colonial, después los nudos de comunicación, las redes comerciales, la instalación de explotadoras fabriles, la expulsión de la población autóctona,  el aplastamiento de la protesta autodefensiva, a consecuencia de todo ello el robo de la tierra, de los alimentos, del agua, la quema y el envenenamiento de las cosechas palestinas, el cerco a las poblaciones mediante un muro, los controles militares, el cierre de los pasos de un sitio a otro, los apresamientos en los campos, en las calles, en las casas, los asesinatos diarios, … Por ahí pueden empezar todos los gobiernos, por oponerse a los asentamientos, por exigir que abandonen los construidos como parte de su imposición al pueblo palestino. Hace tan sólo unos días se dió a conocer lo siguiente:


“El pasado 15 de diciembre, la Unión Europea presentó un informe (véase texto del informe titulado "Six-Month Report on Israeli settlements in the occupied West Bank, including East Jerusalem, (Reporting period January - June 2017)) en el que se contabilizan, al primer semestre del 2017, más de 8.000 asentamientos ilegales de Israel en territorios palestinos ocupados, incluyendo Jerusalén Oriental.”

La nota en la que aparecía la información, perteneciente a Global Research, continuaba:
La política de colonización ilegal de territorios palestinos por parte de Israel fue objeto de una contundente condena por parte del Consejo de Seguridad en diciembre del 2016 (véase breve nota con respecto a la resolución 2334 (2016), publicada en Debate Global y titulada "Consejo de Seguridad condena colonización israelí en Cisjordania y en Jerusalén Oriental")

En aquella ocasión, los intentos (algo desesperados) de la diplomacia de Israel para que no se adoptara incluyeron gestiones personales solicitadas al entonces Presidente Donald Trump sobre Egipto para que retirase su proyecto de resolución.

Con esta decisión del pasado 6 de diciembre sobre Jerusalén, la dupla Benjamín Netanyahu-Donald Trump exhibe ante el mundo lo dañino que resulta su alianza para el resto de la comunidad internacional.

Texto del proyecto de resolución presentado por Egipto el 18 de diciembre del 2017 ante el Consejo de Seguridad


El Consejo de Seguridad,

Reafirmando sus resoluciones pertinentes, incluidas las resoluciones 242 (1967), 252 (1968), 267 (1969), 298 (1971), 338 (1973), 446 (1979), 465 (1980), 476 (1980), 478 (1980) y 2334 (2016),

Guiado por los propósitos y los principios de la Carta de las Naciones Unidas, y reafirmando, entre otras cosas, la inadmisibilidad de la adquisición de territorio por la fuerza,

Teniendo presente la situación específica de la Ciudad Santa de Jerusalén y, en particular, la necesidad de protección y preservación de las singulares dimensiones espiritual, religiosa y cultural de la Ciudad, como se indica en las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas,

Destacando que Jerusalén es una cuestión relativa al estatuto definitivo que debe resolverse mediante negociaciones, de conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas,

Expresando a este respecto su profundo pesar por decisiones recientes relativas al estatuto de Jerusalén,

1. Afirma que todas las decisiones y los actos que pretendan haber modificado el carácter, el estatuto o la composición demográfica de la Ciudad Santa de Jerusalén no tienen efecto jurídico alguno, son nulos y sin valor y deben revocarse en cumplimiento de las resoluciones pertinentes del Consejo de Seguridad y, a este respecto, exhorta a todos los Estados a que se abstengan de establecer misiones diplomáticas en la Ciudad Santa de Jerusalén, con arreglo a lo dispuesto en la resolución 478 (1980) del Consejo de Seguridad;

2. Exige que todos los Estados cumplan las resoluciones del Consejo de Seguridad relativas a la Ciudad Santa de Jerusalén, y no reconozcan actos o medidas que contravengan lo dispuesto en esas resoluciones;

3. Reitera su llamamiento a que se inviertan las tendencias negativas sobre el terreno que ponen en peligro la solución biestatal y a que se intensifiquen y aceleren el apoyo y los esfuerzos regionales e internacionales con objeto de lograr sin demora una paz amplia, justa y duradera en el Oriente Medio, sobre la base de las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, los principios de referencia de la Conferencia de Madrid, incluido el principio de territorio por paz, la Iniciativa de Paz Árabe y la hoja de ruta del Cuarteto, y de poner fin a la ocupación israelí que se inició en 1967;

4. Decide seguir ocupándose de la cuestión.

¿Sabe usted quienes se sumaron a Los Cuatro jinetes del apocalípsis?: fueron 7: Honduras y Guatemala, países con recientes golpes de Estado proyectados y apoyados por el régimen estadounidense, en el caso de Guatemala ya ha cumplido con el deseo de su amo y ha anunciado el traslado de su embajada a Jerusalén como reconocimiento del ente israelí, los otros cinco son: Islas Marshall, Micronesia, Nauru, Palau y Togo. Llama tanto la atención que he escogido uno para dejar claro quienes son los aliados de EEUU-Israel, dejo aquí la información que aparece en una red como es Wikipedia, una red nada sospechosa de posicionarse contra el patrón imperial:

Nauru o Naurú, oficialmente la República de Nauru (en nauruano: Ripublik Naoero; en inglés: Republic of Nauru), es un estado de Micronesia, situado en el océano Pacífico central, que comprende una sola isla justo al sur de la línea del ecuador. Limita al norte con los Estados Federados de Micronesia, al este con Kiribati, al sur con las Islas Salomón y al oeste con Papúa Nueva Guinea. A 4000 km al suroeste se encuentra Australia. Es un atolón de forma oval, elevado, escarpado en su orilla marina y con arenosas playas intercaladas con montículos coralinos en su orilla interior, y con una superficie de 21,3 km² (2130 ha).

Poblada por tribus micronesias y polinesias, Nauru fue reclamada y anexionada como una colonia más por el Imperio alemán a finales del siglo xix. Tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, Nauru se convirtió en un protectorado de la Sociedad de Naciones administrado por Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido. Posteriormente, durante la Segunda Guerra Mundial, Nauru fue ocupada por tropas japonesas, quienes ganaron terreno en numerosos archipiélagos del Pacífico. Tras el fin de la guerra y la expulsión de los japoneses de la isla, Nauru volvió a constituirse en un protectorado hasta que alcanzó la independencia de Australia en 1968.

Gran parte de su prosperidad se debió a la explotación de los depósitos de fosfato que se encuentran en la isla y cuyo origen es discutido: podrían ser depósitos de guano acumulados durante miles de años o podrían ser de origen marino. El fosfato se utiliza como fertilizante y la mayoría del producido en la isla es exportado a Australia. Con la cercana extinción de las reservas de fosfato, Nauru hace frente a un futuro económico poco claro y bastante incierto. Parte de la riqueza obtenida con la explotación de este recurso fue colocada como fideicomiso para el futuro. Tras haber acumulado hasta 2000 millones de dólares estadounidenses, la mala calidad de las inversiones escogidas y su utilización para completar presupuestos deficitarios año tras año ha hecho mermar los ahorros, y en 2004 el restante fue vendido para cancelar su deuda externa. No obstante, para intentar paliar dicha situación, Nauru acogió un centro de detención de refugiados entre 2001 y 2008 a cambio de ayuda económica de Australia, nación encargada de supervisar dichas instalaciones.

A pesar de su ínfima población, que no sobrepasó los 10.000 habitantes hasta 2011, Nauru ha sido gobernada desde su independencia en 1968 por 16 presidentes en 30 mandatos, llegando a darse el caso de Bernard Dowiyogo con siete mandatos. Por su parte, Frederick Pitcher es el presidente que menos tiempo ha llegado a gobernar. En efecto, su mandato se prolongó durante solo cinco días en noviembre de 2011. Por años, 2003 fue el más inestable, ya que el pequeño país oceánico llegó a ver cinco presidentes y seis mandatos, debido a que René Harris presidió el país los primeros y últimos días del año. También cabe destacar que Nauru es el estado soberano más pequeño de Oceanía y el tercero más pequeño del mundo, solo superado por el Vaticano y Mónaco.

De modo que Nauru es dependiente por su deuda, ha sido invadida en varias ocasiones, ha sido cárcel, es el tercer país más pequeño del mundo, y si continuamos leyendo en la Wikipedia nos enteraremos de que su embajada en China era manejada por EEUU, que ha servido para blanquear capitales, un paraiso fiscal ni más ni menos, y tiene una dependencia del imperio que ha dejado su territorio a su merced hasta el punto de que su población actual es mayoritariamente compuesta proviene de los más diversos lugares del mundo pareciendo que ha servido de lugar de retiro a personajes que se corresponden con las condiciones mencionadas anteriormente.

¿Esos son los aliados de EEUU-Israel? ¿A esos es a los que les -como dice Donaldo Trump- da su “ayuda” el imperialismo, después de robar a esos mismos y al resto del mundo? ¿Qué conclusiones podemos sacar del imperio estadounidense-israelí tras conocer los aliados con los que se hace para robar Jerusalén, acabar con el Derechos de los pueblos a su independencia, invadir Palestina, y destrozar Oriente Medio para ser la potencia que controle la zona?

Los gobiernos, los pueblos, se encuentran ante la disyuntiva de ver que los dictadores les imponen las condiciones, o se resuelven a dar los pasos necesarios para que eso no ocurra. En la ONU los gobiernos del mundo han dado un paso en el camino de la justicia, han dicho a EEUU-Israel que Jerusalén es la capital de Palestina, que no la pueden robar. Que den el segundo, el tercer paso, que sigan. Los gobiernos y sus pueblos, tiene que mantener el pulso, hacer cumplir el Derecho de Palestina a su territorio, a su capital, tienen que conseguir que vuelvan a su casa los millones de refugiados, que los prisioneros y prisioneras sean puestos en libertad,... y a lo que han sostenido en la ONU se sume el desmantelamiento de los asentamientos coloniales, con el documento en la mano que ha hecho publico la UE recientemente (“El pasado 15 de diciembre, la Unión Europea presentó un informe (véase texto del informe titulado "Six-Month Report on Israeli settlements in the occupied West Bank, including East Jerusalem, (Reporting period January - June 2017)) en el que se contabilizan, al primer semestre del 2017, más de 8.000 asentamientos ilegales de Israel en territorios palestinos ocupados, incluyendo Jerusalén Oriental.”

Ramón Pedregal Casanova, es autor de los libros: “Gaza 51 días”, “Palestina. Crónicas de vida y Resistencia”, “Dietario de Crisis”,  “Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero”, y “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”. Presidente de la Asociación Europea de Cooperación Internacional y Estudios Sociales  AMANE.  Miembro de la Comisión Europea de Apoyo a los Prisioneros Palestinos.

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