Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- Nunca Hollywood aceptará la lucha de clases como palanca de liberación, ni mucho menos asumirá que manipula a su favor alguno de sus aspectos, y muchísimo menos que lo asuma dentro del espectáculo -esencia y dominio de su mayor objetivo cultural en EEUU y el mundo-, para que premie como ‘la mejor película “mundial’ a la norteamericana ‘El Joker’, un filme con algunos ingredientes destacables en las interrelaciones clasistas y en el abominable show de los medios, y sí lo haga con -sin importarle si hace historia en sus premios, pues es un regalo honorífico-, la surcoreana ‘Parásitos’, además de premiarla como la ‘mejor’ en lengua extranjera.
''Parásitos' es una cinta que, aparte sus innegables valores artísticos, plantea sin tapujos un parasitismo congénito y mutuo entre las clases sociales y que convierte a las clases desfavorecidas en iguales a las poderosas en un mundo diseñado por y para las élites y donde estas, a pesar de su frivolidad y corrupción, resultan más amables, bonitas, deseadas y civilizadas que sus subordinadas.
Nunca me ha gustado comentar el privilegio y su ‘extensión’ -en tanto no sobrepasen los límites comerciales e ideológicos-, a otros votantes no estadounidenses que comparten el exquisito don que la Academia norteamericana se atribuye como amo y señor del cine mundial. Y no lo hago porque, sencillamente, no debemos aceptar -aun sabiendo de su enorme peso- que sea Hollywood la cuna del poder de la producción, la creación y la influencia ideológica en la cinematografía mundial, y mucho menos asumir, con el característico agradecimiento, la complicidad que nos otorga en sus elecciones a los Oscars que nunca favorecerán el Arte liberador que se hace en el mundo.
Muy bien que los Oscars sean los premios del cine estadounidense, como los Goya en España, los Bafta en Reino Unido, los Donatellos en Italia y así en incontables países, pero jamás deberíamos contribuir a que sean los de todos los cineastas del mundo, como pretende y consigue Hollywood. Claro, el fin de esta colonización cinematográfica, cultural e ideológica de EEUU dependerá del resto del mundo y sus luchadores por un mundo más real y mejor.
* Andrés Marí es escritor, profesor y actor cubano residente en Catalunya.