Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- La actual pandemia por coronavirus no paraliza la sociedad, sino el trabajo de millones de personas que han de proveer los mayores alimentos al capital. Por ahora las mayores ganancias van a las farmacéuticas privadas y la empresas alimenticias, aunque todos los grupos económicos de poder en el Sistema Capitalista participan de ellas por su vinculación con la industria armamentística, las comunicaciones, las finanzas y todo aquello que las engorda. De ello se quejan otros rubros destacables o pequeñas empresas que también demandan su parte en el pastel de la epidemia.


 

Incluso ya se comenta en diversos blogs que en algunos hospitales primer mundistas, al no tener suficientes equipos de respiración, si llega una persona joven que lo necesita, se le quita al anciano que lo tenga aunque haya trabajado toda su vida. Así se garantiza el flujo benefactor del trabajo que es, en definitiva, la buena sangre con que los más poderosos desangran a sus trabajadores y convierten a sus sociedades en cifras de beneficios privados. Y cuando esto se paraliza, como se ha hecho público en grandes medios de prensa, empieza el goteo de compañías exigiendo ayudas del presupuesto público y esta se inicia. Así, algunas aerolíneas plantean que con las ayudas anunciadas por los gobiernos solo pueden sobrevivir, como si ello no fuera ley de vida en la inmensa mayoría de los trabajadores.

Entonces los Estados más ricos del mundo creen que deben meterse de lleno en la cuestión y como padres salvadores prometen ayudar a todos los miembros de sus pueblos dándoles el seguro médico que antes les negaron y, sobre todo, la protección social a sus trabajos con que antes les discriminaban y los oprimían. También ya se anuncian mayores ayudas a las empresas pertinentes porque igualmente son estas las que garantizan la desigualdad laboral y el menosprecio social necesario que blinda al Sistema. Incluso estos Estados se plantean ‘nacionalizaciones’ en caso de que las empresas privadas no los apoyen, pero ya en Madrid un gran hotel se 'brindó' como hospital. ‘Todo para salvar vidas’, nos dicen. ¡Mentira! Es para salvar empresas convenientes y sus trabajadores adecuados. De estos factores depende que el Sistema no se hunda y que los ricos no se enfermen o que se curen rápidamente en caso de contagio.

De ahí que, siguiendo el gesto popular con su ola de agradecimiento al personal sanitario, en el Congreso de los Diputados de España todos los políticos presentes, incluidos los más reaccionarios, aplaudieran a la sencilla trabajadora que limpiaba todo después de que cada uno de ellos subía al estrado y ella, bien consciente, ni se inmutó por los aplausos que nunca le habían dado y siguió con su trabajo, tan útil y noble como el de otros, pero muy mal reconocido y pagado.

Para ‘salvar brazos y mentes que necesitan’ el dinero sale ahora a borbotones de las maquinitas que son secretos de Estado y que en crisis anteriores nos dijeron que no había, que el déficit era inviolable, que la prima de riesgo es un asunto muy delicado y que por nuestro propio beneficio había que salvar a los Bancos y otras grandes empresas que nos daban los empleos que casi nos matamos por mantener.

La pandemia actual quizás nos enseñe que el pueblo norteamericano no es el alma armamentística con que Trump juega con el mundo, que los europeos no son la Unión Europea al servicio de las guerras de la OTAN, ni la institución que roba dinero público para dárselo a Turquía y con él nos cuide de millones de refugiados que han creado, que los españoles no son el rey lloroso descendiente del emérito de los elefantes y otras niñerías con reinas, princesas e infantas que nunca ha hecho real falta, que tampoco son el tan cambiante presidente del gobierno tan fiel a los frentes anteriores aunque ahora parezca perfecto, y que los catalanes ni se imaginal ser el molt honorable Torra, puesto por aquel que a su vez fue elegido por su igual y a quien propuso el que inició los recortes sanitarios en Catalunya para que sus continuadores lo salvaran.

¿Recuerdan los carteles que aparecieron hasta hace bien poco en hospitales catalanes y entre ellos el mio de Calella? Allí leí muchas veces: "La sanitat està en venda. Preguntar per Comín". El señor Torra ha significado una copia ideal con sus exigencias al Estado Español de confinar Catalunya completa por aire, mar y tierra. Es un esfuerzo muy waterloniano: da igual ganar que perder: él ‘cree’ que, aun sin los recursos indispensables, podrá contener toda intromisión no deseada por el aire y por el mar, y también ‘cree’ que Catalunya posee una inestimable soberanía alimentaria a pesar de los recortes en esa área, e igualmente ‘cree’ que las separaciones milimétricas de las fronteras terrestres  nos blindan de todo mal, ya que las aves y las imprudencias por los individualismos con intereses en los otros lados no son ningún problema. ¿Es que él ignora que ya muchos catalanes se fueron y se siguen yendo a sus segundas residencias en La Cerdanya, la Costa Brava, los Pirineos, etc. etc. con las protestas de vecinos y sanitarios de esos lugares? Ayer mismo un amigo se desplazó de norte a sur para ver cómo iba la construcción de su casa y siempre encontró alguna excusa para que los Mossos fueran amables.

En fin, Torra sabe perfectamente que limitar ‘la libertad’ entre los más interesados en el culto al Sistema que les da lo que les da es casi imposible, pues una Catalunya independiente de España -y él debe decirlo bien alto a sus simpatizantes-, jamás será ‘un tiránico régimen comunista y totalitario como China’ -y mucho que les gusta recordar a casi todos los políticos y que muchas personas del primer mundo repiten como autómatas-, y esto es terrible para todos en un momento en que debemos dar gracias de que el virus sea ‘originario’ de China -como también siempre se le endilga-, por una razón muy sencilla: este virus no es ‘capitalista’.

Y cosas como esta de Torra, apoyado por miles de catalanes, son iguales que la frase “de Madrid al cielo” de la Ponsatí, y las horrendas palabras de otra compañera: “Me importa un comino la gobernabilidad de España”. ¿Serán conscientes estos dirigentes del daño que le hacen a Catalunya, a los catalanes y al hermoso independentismo catalán, si es que aun puede llamarse así al caudaloso movimiento social que reinventó en Europa las reivindicaciones populares?

Las barbaridades empiezan a reinar enmascaradas, como cuando se erige la principal fuerza rectora -la antigua Convergencia-, en la gran verdad del independentismo y en vez de cooperar a la unidad tan resquebrajada de las luchas, monta un irreverente acto electoral en Perpinyà y mucho más radical que la CUP -aunque todos sabían que la CUP no estaba allí y que el gran líder no tiene nada que ver con el anticapitalismo de la CUP-, carga contra ERC y nos llama a preparar “la lluita definitiva” contra España y con Torra a su lado llevando en la frente el link del Sistema: enmudecer al pueblo es salvar al capitalismo. ¿Pueden pervertirse las causas más nobles?

La peste no cree en noblezas, en razones ni en sentimientos. Entonces, disciplinadamente, 'salvemos ahora a Trump, a la Unión Europea, a la OTAN, a Erdogán, a Felipe VI, a Sánchez, a Torra y al Sistema Capitalista' que todos ellos representan y solo desean conservarnos para su buen estado. Pues aunque parezca retórico, es la hora de la cooperación mundial y después ya podremos hacer planes con las lecciones aprendidas, si es que de verdad creemos que los trabajadores son los mismos en todo el mundo y que todos los seres humanos son la más hermosa esencia de la creación y de la vida.

Ayudémonos entre todos y cumplamos con las medidas que los Estados dispongan, ya que para ningún político será fácil solucionar el asunto con arreglo a los científicos que elijan y a las particularidades y situaciones de cada país. En España es el confinamiento de todo el territorio español. Italia ya lo practica, pues de muy poco le sirvió aislar solo la Lombardía. Reino Unido, hasta ayer, lo deja todo a la ‘libertad’, a esa libertad tan extraña al bien común. EEUU, sin normas muy precisas y con todo bastante disperso, aunque ya hablan de miles de contagiados, ensayó hoy mismo su nueva bomba nuclear contra… ¿el virus? Nadie responde. Francia, Alemania y otros Estados del mundo siguen el camino del confinamiento con cierta relajación. Y Cuba, otro ‘tiránico régimen comunista totalitario’ -como es gustosamente llamada por muchos-, aun bloqueada por EEUU y sin maquinitas para imprimir el dinero “en efectivo” que le exigen para sus compras en la mayoría de países del mundo, ahora solo mantiene un estricto control sanitario sin aislarse más de lo que ya el capitalismo la tiene, y dice que hará lo que tenga que hacer cuando haya que hacerlo y por el momento sin llamativos reportes sobre el virus, ¿la avasallamos con el pánico y la maldecimos por ser independiente en sus decisiones?

Perdónenme todos, blogueros desde EEUU y otras especies mágicas regadas por el universo, los cubanos de la isla no son inmortales, pero desde hace más de 60 años todos los cubanos, estemos donde estemos y a pesar de nuestro carácter festivo y si aun no estamos muy contaminados por el capitalismo, nos sabemos de memoria que la libertad, la protección, la disciplina y la autoridad son, comunitariamente, los mayores bienes y valores en la seguridad a la vida.

Abandonemos todo intento para obstaculizar las decisiones generales de cada país y digamos lo que creamos bueno señalar para la tranquilidad de los pueblos, pero la observancia total de las medidas adoptadas es de riguroso cumplimiento. Que nadie juegue con los mejores sentimientos de los pueblos, ya que todos, ahora mismo, somos parte de los roles políticos vigentes en estos tiempos duros del Sistema.

Y no tengamos la más mínima esperanza de que Cuba nos vendrá a salvar por la grandiosa idea de formar tantos médicos magníficos, sacrificados y amorosos que, desde hace muchísimos años, recorren decenas de países necesitados y que no se tienen ni en EEUU, ni en Europa, ni en la OTAN, ni en Turquía, ni en España, ni en Catalunya, ni en tantos otros sitios del planeta agobiados por los negocios del Capitalismo. Y que sea la mejor suerte para los millones de refugiados y otros desfavorecidos en Turquía, Grecia y en tantos otros lugares que la muerte se guarda.

Cuba no alcanza, ni tampoco alcanzará China, aunque ya ambos países envían a sus brigadas médicas, expertos y equipos técnicos a otros, casi a los mismos centros de poder que antes con los más estentóreos gritos del capital quisieron destruir a quienes ahora los ayudan: a Cuba por su ejemplo de resistencia y solidaridad, y a China por sus ya demasiados retos al Sistema Capitalista y sus ‘demoníacas’ soluciones y tecnologías con la que ya está saliendo de la epidemia y dándole al mundo la mayor esperanza de que todos juntos la venceremos y quizás, decidamos luego hacer un mundo mejor, porque es posible y basta con que lo quieran inaugurar todos sus trabajadores, desde el anciano minero ya jubilado hasta el sumo especialista médico, sus ayudantes, y la señora aquella de la limpieza que fue aplaudida en Madrid.

 

* Andrés Marí es escritor, profesor y actor cubano residente en Catalunya.

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