Andrés Marí - Cubainformación / Fundació Vivint.- Desde hace más de 60 años, Cuba, descendiente de las más descaradas posturas sexuales siboneyes, comenzó a ser un poco el centro, si no del mundo, de las noticias por las incontables injerencias mediáticas en la isla para, según los medios, impedir que los horrores contra la democracia, la libertad y los derechos humanos se violaran en esa tierra, la misma que se fraguó a fuerza del fuego lento de las hogueras inquisitoriales que le llevaron las comedias bárbaras gallegas, porque, según los buitres del imperio, se hacía necesario devolverle la cordura. Incluso el gobierno de EEUU decidió implementar un bloqueo económico, comercial y financiero con el que, según firmaron sus congresistas “provocar hambre y desesperación en el pueblo de manera que este se levantara contra su gobierno”, pero Cuba, junto a los vascos envalentonados que heredarían los arranques catalanes, supo buscar ayuda para paliar la situación e impedir la agresión directa de EEUU, algo que solapadamente ya EEUU preparaba y que finalmente hizo mediante el envío a Playa Girón de un ejército de mercenarios que fuera capaz de establecer allí un ‘gobierno auténtico’ y así EEUU ‘legalizar’ su ansiada invasión de la isla, pero Cuba, que nunca se libraría de la fiesta andaluza y de los intrépidos asturianos y cántabros, otra vez venció y continuó con una difícil Revolución apoyada por la inmensa mayoría de los cubanos.
No obstante, EEUU no cesó en su intento y casi logra el más completo aislamiento de Cuba que, fruto de los numantinos sorianos que no se durmieron en la luna de Valencia y bien pegados a los curiosos isleños canarios, tampoco cedió en su búsqueda de un lugar en el mundo, y así encontró amigos de mayor fuerza que, por la continuidad de las agresiones de EEUU, casi se inicia en la isla la mayor pandemia de la humanidad, pero aquel cacho de tierra verde como sus altas palmas y henchido de pasión con los tambores africanos sustituyendo a los santos apóstoles de Roma, de nuevo venció y siguió haciendo la historia de Cuba.
Una historia aun más difícil que, por el coraje de millones de cubanos, hizo incrementar las noticias sobre los horrores de Cuba, pero casi sin darnos cuenta y ya contando con los comuneros castellanos y otros españoles de toda laya y los negros negrísimos que aquellos blanquitos nos trajeron de África, la isla ya había iniciado su larga lucha de hermandad por el mundo y esto le valió nuevas amistades y romper algo del cerco americano, pero al caer los más fuertes amigos de la isla, EEUU creyó ver la hora de comérsela y casi obligó al mundo a sumarse al bloqueo total a Cuba, a “la tierra más hermosa que ojos humanos vieron” ya fusionada con los corsarios y piratas ingleses y franceses, con los chinos verduleros, los árabes y judíos errantes, los yanquis bondadosos y altaneros , con ya toda "Nuestra América junta", y con los bolos eslavos que nos dejaron el amoroso ‘tabarist’, fue imposible doblegarla con esa carga de mundo.
¡Qué tiempos aquellos! Demasiado duros para cualquier persona, y entre la fiereza impuesta, la complejidad humana y la agudización de las terribles noticias con que los medios hicieron su agosto, muchos cubanos creyeron que todo había terminado, pero Cuba, descendiente también de otras canalladas “al son de la loma, de donde son los cantantes”, volvió a vencer con los que pudo e hizo lo que pudo. Así, a pesar de sus innumerables meteduras de pata y otras calamidades nada criticables en otros países, insistió en seguir venciendo a EEUU e incluso a ella misma.
Cuba es, como la “dulcísima palabra cubano”, el lugar más raro del mundo: con la población bastante diezmada por tantas agresiones y tantos cansancios, hace hoy, igual que hizo ayer y antes de ayer, contando con el pueblo que más médicos posee por habitante y con investigaciones bien reconocidas en esos campos, que miles de profesionales cubanos, y con sus medicamentos ya patentados, recorran el mundo más pobre y pareciéndole insuficiente, también van a países ricos para, como ese largo caimán hecho de dolor, aguardiente e inmortalidad que es Cuba, mantener su propuesta: cooperar en la lucha contra el mayor mal del género humano y de toda la naturaleza: el abandono que sufrimos por un sistema que prioriza los negocios, las ganancias y la rapiña en vez de la sonrisa y el amor ante la mayor pandemia que, al parecer, es la última etapa de nuestra olvidadiza y querida civilización.
Y todo indica que, en medio de todo esto, esa extraña isla del Caribe, aun bloqueada por EEUU, con su frágil economía muy debilitada, y sin todas las rectificaciones históricas a su propio pueblo, volverá a vencer y abrazando su tierra bendecida, su mar siempre azul, su cielo emocionado de estrellas y a todos los cubanos y de otras casas que hicieron en algún momento o siguen haciendo la venerable historia de Cuba, les dará una noticia bien diferente a las que, ya en menor medida pero iguales de carroñeras, siguen emitiendo los grandes medios: “Hermanos, quien se levanta hoy por Cuba se levanta para todos los tiempos.”
* Andrés Marí es escritor, profesor y actor cubano residente en Catalunya.