Flor de Paz - Cubaperiodistas / Cuba en Resumen / Cubainformación.- La ciencia cubana ha abierto unas 460 investigaciones, estudios, intervenciones y ensayos clínicos relacionados con la epidemia del nuevo coronavirus en el territorio nacional, publicó Telesur, al citar al presidente Miguel Díaz-Canel en su encuentro semanal con el grupo de trabajo de la ciencia.


Refierió la televisora que, entre las nuevas indagaciones, se han presentado “otras cuatro vinculadas con los factores de riesgo genético asociados a la severidad clínica de la COVID-19, el cáncer y el nuevo coronavirus; la estandarización y aplicación de la inteligencia artificial en estudios radiológicos, y la intervención preventiva con Biomodulina-T y el factor de transferencia en pacientes infectados con el SARS-Cov-2 y con tratamiento dialítico”.

Según un análisis de la evolución del índice Oxford —añadió Telesur—, países como Cuba, Costa Rica, Uruguay y Nueva Zelanda, se encuentran entre los de mejores resultados en la región de las Américas y en el mundo. “En este índice, que evalúa la respuesta de los gobiernos a la pandemia, la mayor de las Antillas mantiene en estos momentos una calificación de 100”.

Ciertamente, la comunidad científica cubana ha conseguido en pocos días poner a disposición de los habitantes de la Isla un fármaco para potenciar la capacidad de respuesta del sistema inmune, y en el caso de enfermar, todo un arsenal terapéutico, con mezclas de interferones, biomoduladores y factor de transferencia, como complementos o paliativos para vencer al nuevo coronavirus.

En este sentido, la revista Bohemia particulariza: “Para fortalecer la inmunidad innata el inmunopotenciador CIGB 2020, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología CIGB), ha sido considerado uno de los aportes más cercanos en la protección de los enfermos, ante la espera de una vacuna específica.

“A la par, se ensaya con el CIGB 258, un inyectable destinado a tratar las enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis, y con una preclínica ya avanzada”.

Para María del Carmen Domínguez, al frente del estudio de este medicamento, la idea de que el CIGB 258 podía ser efectivo para regular la hiperinflamación que puede provocar la COVID-19, surgió desde que “conocimos, a través de datos publicados por China, sobre la llamada tormenta de citoquinas, capaz de rebasar al límite las inflamaciones, bloquear al sistema inmune y conducir a la gravedad”.

Pero además de los citados fármacos, el CIGB también labora en cuatro estrategias vacunales para expresar antígenos en diferentes hospederos; entre ellos, mamíferos, levaduras y bacterias, de acuerdo con información ofrecida por Gerardo Guillén, director de Investigaciones Biomédicas de dicha institución científica, en diferentes espacios informativos nacionales.

“Este proyecto, es acompañado por el Instituto Finlay—líder de Va-MENGOC-BC, la vacuna cubana antimeningocócica— que se integra con sus colegas del CIGB en el estudio de esos candidatos, a la vez que trabajan en otra formulación específica basados en un mecanismo de expansión viral, similar al del VIH”, señaló asimismo el reporte de Bohemia.

“Productos innovadores, hijos auténticos de la industria biofarmacéutica cubana, integran el protocolo de actuación nacional para tratar el coronavirus. ¿El saldo de su aplicación? Una disminución notoria de los pacientes que evolucionan a estado grave o crítico”, escribió el periodista Enrique Ojito, Premio Nacional de Periodismo José Martí 2020, en un texto publicado recientemente en el periódico Escambray: Ciencia cubana en duelo contra la COVID-19.

Ojito citóen su texto al Ministro de Salud cubano, cuando informó que el empleo de dos fármacos novedosos para el control de la reacción hiperinflamatoria producida en la etapa de enfermedad pulmonar, ha aumentado las tasas de supervivencia de pacientes graves por encima del 80 por ciento y de los críticos en más del 75 por ciento.

Y añadió: “Sin la menor intención de establecer una escala de relevancia, entre los medicamentos cubanos con resultados alentadores podemos mencionar al anticuerpo monoclonal Itolizumab, el CIGB 258, la Biomodulina T y el Interferón Alfa 2b recombinante.

También especificó que, la prevención y control de la pandemia desde la ciencia cubana no solo se ha limitado a la utilización de fármacos nacionales. “Esa relación comprende la elaboración de modelos predictivos del comportamiento de la COVID-19 por equipos multidisciplinarios y la creación del diagnosticador basado en la tecnología SUMA, del Centro de Inmunoensayo (CIE).

Flor de Paz

08/06/2020

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