Geraldina Colotti - Resumen Latinoamericano / Cubainformación.-  En este julio de nacimiento de Bolívar y de Chávez, se desprende una de las principales fortalezas del socialismo bolivariano: haber sabido fusionar las raíces de ayer y las del presente para fortalecer el árbol del futuro.


El comandante Hugo Chávez se refirió al libro del historiador marxista cubano Francisco Pividal, Bolívar. Pensamiento precursor del antiimperialismo como a una lectura fundamental que, cuando era un joven oficial, lo ayudó a comprender mejor el pensamiento del Libertador. Un libro, digo, «que todo revolucionario bolivariano y del mundo debería leer».

Pividal, como sabemos, también es autor de otra importante investigación sobre el Movimiento 26 de Julio en Venezuela, de la que fue coordinador durante un año: desde la caída del dictador Marco Pérez Jiménez hasta el triunfo de la revolución cubana de 1959, prefigurado por el asalto al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953.

La ayuda del movimiento venezolano a los revolucionarios cubanos era entonces constante, y Venezuela fue durante años parte del plan de Fidel y el Che de «incendiar los Andes» como la Sierra Maestra. Los estrechos vínculos históricos entre los pueblos de Cuba y Venezuela en la lucha mutua por la independencia y la consolidación de la soberanía nacional se remontan a principios del siglo XIX y a la intención de Simón Bolívar de liberar tanto a Cuba como a Puerto Rico del dominio español. Los revolucionarios cubanos siempre han contado con el apoyo del pueblo venezolano. La revolución liderada por Fidel y el Movimiento 26 de Julio tuvo uno de los apoyos más sólidos en la Patria del Libertador.

Con el mismo espíritu internacionalista, la bandera del Moncada y del 26 de julio, este año ondeó con más fuerza en las plazas del mundo, para repeler el ataque imperialista a la revolución cubana, bolivariana y sandinista. Un ataque a todo el proyecto de integración latinoamericana, que ha retomado el sueño de Bolívar, 200 años después de la batalla de Carabobo. Un sueño que acompañó la vida del Comandante Chávez, inervando otras interpretaciones, igualmente decisivas, que permitieron poner en marcha el tejido del socialismo bolivariano.

En algunos de los libros-entrevistas del Comandante, que han dejado huellas, (citamos sobre todo De Yare a Miraflores, el mismo subversivo, de José Vicente Rangel; Todo Chávez. De Sabaneta al socialismo del siglo XXI, de Eliazar Díaz Rangel; y Mi primera vida, de Ignacio Ramonet), el fundador de la revolución bolivariana muestra cómo las reflexiones de Plechanov sobre la función de la personalidad en la historia, junto con las de Lenin y de Mao sobre el imperialismo y las del Che sobre la revolución, fueron decisivas para su formación.

Determinantes para dar voz al revolucionario Bolívar, que legisló sobre los derechos de los indígenas, el derecho a la educación popular, que ensalzó el coraje de las mujeres y su «superioridad» sobre los hombres, y que dedicó el Congreso de Panamá a defender a las masas empobrecidas de «nuestra América» contra las pretensiones expansionistas y hegemónicas del monroísmo y el panamericanismo.

Ese Bolívar que la burguesía y sus aliados naturales quisieron silenciar perpetuando su lado «mantuano», que Marx también tuvo como único referente. Para Pividal, Marx insiste mucho en la palabra “mantuano” dentro de la concepción marxista de la lucha de clases y por el origen social de Bolívar. Sin embargo, agrega, Marx no examina ese otro Bolívar, el Bolívar revolucionario, que sigue a lo que él describió, y que la burguesía y sus aliados quisieron silenciar, perpetuando su lado «mantuano».

El Bolívar que se apodera de Chávez, sin embargo, es lo que exhortó así a los combatientes a luchar contra las diferencias de clase ya favor de la igualdad: «¡Soldados! Vosotros lo sabéis. La igualdad, la libertad y la independencia son nuestra moneda «. El precursor Bolívar que, como señala Pividal, reconoció la existencia de diferencias de clase y color desde 1817, y las definió como «odiosas» un año antes del nacimiento de Marx.

Y así define Fidel al Libertador en el libro-entrevista con el comandante sandinista Tomás Borge, Un grano de maíz: «Tengo una admiración infinita por Bolívar. El hombre de las dificultades, que ha superado todos los obstáculos, es verdaderamente una persona extraordinaria. Martí es un Bolívar de pensamiento, y Bolívar fue un genio de la política, de la guerra, un estadista”.

Hoy, el 28 de julio, en el cumpleaños número 67 del Comandante de la revolución bolivariana, que sigue aguantando bajo la guía de Nicolás Maduro, vuelven, como una profecía, las palabras que, a los 23 años, recién subteniente, Chávez les escribió a sus padres: “Hoy es 24 de julio, 194 años después del nacimiento de Bolívar. Pensar que ese hombre de mi edad ya había comenzado la lucha para hacer la revolución, me siento incapaz. Sin embargo, necesito esta cita patria para recuperar fuerzas y no desviarme del compromiso de hacer con mi vida lo que quiero y estoy seguro de que lo haré”.

Misión cumplida, Comandante. A los que quedan y que vendrán después, la tarea de continuar la lucha por un nuevo 26 de julio.

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