Geraldina Colotti - Resumen Latinoamericano / Cubainformación.- ¿Es pesado el legado de Chávez? “No, porque lo llevamos colectivamente». Así responde Nicolás Maduro a Patricia Villegas, directora de Telesur, quien lo entrevista por los 16 años de la emisora. Impulsado por las preguntas de la periodista, el mandatario venezolano aborda temas de política exterior e internacional, no sin antes haber elogiado el camino recorrido por el medio alternativo, creado por el Comandante para combatir el latifundio mediático.


Un eje importante en el proceso de integración del continente latinoamericano y caribeño, en boga cuando Chávez aún vivía y cuando gobernaban presidentes socialistas o progresistas, como Lula o Kirchner. Y, por ello, el discurso del jefe de Estado mexicano Manuel López Obrador, quien desde 2020 es presidente pro-tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), adquirió un significado particular, durante el encuentro de los 25 cancilleres de la organización que se llevó a cabo en Ciudad de México.

La ocasión fue la del 238 aniversario del nacimiento del Libertador Simón Bolívar, cuyo mensaje de integración fue trasladado a la actualidad por Obrador en esta reunión preparatoria de la próxima cumbre de jefes de Estados miembros de la Celac, que se realizará en México en septiembre: el primero en 4 años. La Celac, que incluye a todos los estados americanos excepto Estados Unidos y Canadá, planea retomar el liderazgo oponiéndose al intervencionismo pro estadounidense de la Organización de Estados Americanos (OEA), dirigida por Luis Almagro.

En 2014, en la cumbre que tuvo lugar en Cuba, la Celac fue declarada zona de paz. Un propósito con el que el organismo también logró contener a un gobierno como el colombiano, entonces encabezado por Manuel Santos. Santos -dijo acertadamente Maduro- es representante de esa oligarquía tradicional colombiana que siempre ha tenido que tragarse la imposición de la oligarquía mafiosa y narcotraficante representada por Uribe y hoy por el títere Duque.

Junto con Estados Unidos y Almagro, Duque, bajo cuyo gobierno se reanudaron las masacres tanto de exguerrilleros como de líderes sociales, dirigió los ataques contra Venezuela. Y las provocaciones no cesarán dado que, con el pretexto de un presunto ataque de las Farc, el 25 de junio, Duque envía ahora otros 14.000 soldados a la frontera con Venezuela.

«La OEA es un cadáver insepulto como el Grupo de Lima», dijo Maduro en apoyo a las palabras de Obrador. Con el nombramiento del maestro Pedro Castillo («un hombre sencillo y auténtico», como lo definió Maduro), ese organismo artificial podría de hecho perder su cuerpo de forma permanente. Para escuchar el discurso de Castillo, muy obstaculizado por la derecha tanto por la propuesta de Asamblea Nacional Constituyente que recuerda el inicio del proceso bolivariano, como por su referencia a Bolívar, el Estado plurinacional y la integración latinoamericana, también estuvo el canciller Jorge Arreaza y el ex presidente boliviano Evo Morales.

En la reunión de la Celac, Obrador asumió una apasionada defensa de Cuba. Respecto a las protestas de la derecha cubana contra el gobierno de Díaz-Canel, a raíz de una pregunta de Patricia Villegas, Maduro señaló las similitudes con las «guarimbas» desatadas por los golpistas venezolanos: Cuba – dijo – es como un cuerpo sometido a torturas que se han agudizado en los últimos años a medida que ha ido creciendo el consenso internacional hacia la revolución cubana. «¿Cuál es nuestra culpa, la de querer caminar con nuestros propios pasos construyendo un modelo alternativo a la Doctrina Monroe?» – preguntó, rechazando enérgicamente las medidas coercitivas unilaterales impuestas por Estados Unidos.

El fin de las «sanciones», de la injerencia y del robo de recursos venezolanos será una de las condiciones puestas por el gobierno bolivariano en las negociaciones con la extrema derecha venezolana, que próximamente se llevarán a cabo en México con la mediación de Noruega. La otra condición -explicó Maduro- es la vuelta a la legalidad de los componentes que han seguido la vía golpista al mando de los Estados Unidos y de la Colombia. Luego, el presidente repasó los capítulos de la estrategia desestabilizadora frente a las numerosas propuestas de diálogo que hizo.

«Para traer la paz – dijo – yo también dialogaría con el diablo, obviamente sin negociar los principios y el modelo, no soy un traidor». Por eso y con el mismo espíritu -explicó- la vicepresidenta Delcy Rodríguez acudió a la reunión anual en Fedecamara. La organización patronal -especificó- ya no es la misma que el golpe de Estado contra Chávez en 2002, ha perdido hegemonía ante el surgimiento de otros «jóvenes emprendedores patriotas» que quieren invertir en el país.

Un país que, en todo caso, debe apoyarse en su propia fuerza, con el objetivo de ser lo más autosuficiente posible económicamente, y proyectado a superar la dependencia del petróleo. «También tenemos muchos otros productos para exportar», dijo el mandatario, y agregó, en palabras de José Martí, que ciertas cosas deben hacerse «en silencio», para evitar flanquear el contraataque del enemigo, siempre al acecho. Lo hemos visto, digo, con el bloqueo del pago de vacunas, que se recuperó tras la denuncia pública del gobierno bolivariano, y en los últimos días con los obstáculos que se le plantean a los deportistas venezolanos para impedir su participación en los Juegos Olímpicos de Japón. Un tema sobre el que los medios hegemónicos ya venían especulando desde hace días, para menospreciar el esfuerzo del socialismo bolivariano que produce campeones invirtiendo en el deporte popular.

Hablar “incluso con el diablo” es un ejemplo que viene de Chávez. Él también -recordó Maduro- acudió a las asambleas de Fedecamara, pero de ninguna manera habría aceptado que la lógica del capitalismo salvaje se impondría al modelo «humanista, inclusivo, socialista» de la revolución bolivariana. Un proyecto que viene de lejos. Maduro y la Primera Combatiente, Cilia Flores, quien fue abogada de Chávez cuando estuvo preso en Yare tras la fallida rebelión cívico-militar de 1992, explicaron los pródromos durante una entrevista concedida a la politóloga Ana Sofía Cabezas, del Instituto Hugo Chávez.

Para el cumpleaños n. 67 del Comandante, recordaron la represión durante los gobiernos de la IV República y el carisma de Chávez, capaz de atraer siempre a un número impresionante de personas, a pesar del boicot de los medios. También volvieron sobre las acaloradas discusiones antes de decidir si participar en las elecciones o reintentar otro proceso insurreccional, y sobre la firmeza del Comandante, capaz de mediar sin perder el rumbo del viaje.

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