21 de septiembre de 2012
Queridos amigos solidarios de Bélgica:
Ante todo les damos las gracias por el privilegio de dirigir unas palabras a ustedes, en el marco de este acto de fraternidad humana y búsqueda del mundo de paz y justicia a que aspiramos.
Nuevamente nos convocamos aquí para rendir homenaje a ese revolucionario paradigmático que sigue siendo el Che. Nuevamente las circunstancias históricas nos siguen recordando que le necesitamos, que su pensamiento sigue a la vanguardia del ideario humano, que la materialización de una alternativa al capitalismo pasa por estudiarlo y asimilarlo. Nuevamente su figura se nos presenta agigantada, sobreviviendo por su propio peso a nuevos intentos de escamotearlo, a otras tentativas de asesinarle, y a burdas campañas para que se diluya su ideario en la memoria colectiva de los pueblos. Esfuerzos todos inútiles conque los pobres de espíritu rinden tributo sin quererlo a su grandeza.
Para nosotros, que le rendimos homenaje porque compartimos su vocación de justicia y sus principios revolucionarios; y que aspiramos con nuestros actos a ser dignos de su memoria, recordar al Che es también recordar que los males que enfrentó al costo de su preciosa vida siguen proyectando su amenaza sobre la humanidad. El capitalismo, en su encarnación imperialista de la post modernidad, no tiene otra cosa que ofrecernos que no conduzca a nuestra involución como especie dotada del don de la inteligencia. Para él, que en el ejercicio honesto y profundo de ese don veía el camino a la materialización de nuestra condición humana, no escapó que en tal realización descansaba nuestra propia supervivencia.
Esta convocatoria es otra demostración de que las palabras del Che, que tan bien supo hacer valer por sus actos, aun resuenan y resonarán por siempre en la memoria humana. Para quienes sufrimos prisión por seguir sus pasos es fuente de optimismo, de resistencia y motivo de gratitud inmensa.
A todos, desde las prisiones del imperio en que el espíritu revolucionario del Che y el amor de ustedes nos acompañan, vayan cinco abrazos de agradecimiento y de confianza.
Hasta la Victoria Siempre.
Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René.
